El detonante de la primera crisis fue el Racing de Santander

Los de Javi Calleja se miden a los santanderinos en un contexto similar al de la primera vuelta: con tres partidos sin ganar y sembrando dudas

El Ciutat vio cómo la etapa de Nafti fue sentenciada. Al día siguiente fue cesado. | JM LÓPEZ

El Ciutat vio cómo la etapa de Nafti fue sentenciada. Al día siguiente fue cesado. | JM LÓPEZ / r.esteve. valència

R.Esteve

Las temporadas en Segunda División son maratonianas y resaltan por los altibajos que se sufren a lo largo del trayecto, exigente e intenso en cada uno de sus tramos. El camino del Levante, cuyo única finalidad es la de conseguir el ascenso cuando llegue a la línea de meta, ha sido recorrido a distintas velocidades, donde resalta una racha de veinte encuentros sin conocer la derrota que lo catapultaron a las posiciones que optan por subir a la élite del fútbol español. Actualmente, y tras tres partidos sin vencer, el equipo de Javi Calleja se encuentra en una dinámica negativa de resultados y de sensaciones inédita con el ex entrenador del Villarreal al frente del banquillo, pero si el camino granota en la división de plata tuvo un tramo de lucidez, el inicio del mismo empezó torcido y desencadenó la primera crisis de la temporada. El Racing de Santander, próximo rival, fue el que la detonó, asaltando el Ciutat (0-1) y provocando la destitución de Mehdi Nafti como entrenador del Levante.

El técnico franco-tunecido fue cesado después de perder en Orriols contra el Cartagena, empatar en El Plantío, sucumbir en Andorra y quedar sentenciado ante el Racing, próximo rival de un Levante que aterriza en El Sardinero en una situación similar después de cosechar, tal y como sucedió en la primera vuelta de la competición, tres encuentros sin conocer el triunfo. Los veinte enfrentamientos sin perder de manera consecutiva fueron cortados con un batacazo en toda regla, cayendo en Huesca por tres goles a cero y, pese a las múltiples veces que se acercaron a la meta defendida por Andrés Fernández, mostrando una debilidad defensiva que preocupó. El tropiezo, no obstante, se interpretó como un accidente que terminó despertando los primeros síntomas de nerviosismo tras empatar, con uno más y en el Ciutat, contra el Albacete. Y la visita a La Rosaleda no solo no despejó las dudas después de igualar fuerzas en el marcador ante un Málaga en descenso, sino que las acrecentó, sobre todo, por la inoperancia en ataque y por significar el tercer choque sin anotar.

El revés que supuso para el equipo caer contra el Racing de Santander y el terremoto que se formó supuso un antes y un después. Además, en toda regla, ya que la transición de Felipe Miñambres en el banquillo hasta la contratación de Javi Calleja se solventó de forma excelente y, con el madrileño como máximo responsable de la plantilla, se consiguió una imbatibilidad que cambió las dudas por el pleno convencimiento por subir a Primera División. Después de sufrir en sus carnes la crisis que vive actualmente el Levante, el entrenador quiere dar un paso al frente, ganar en Santander y despejar el nerviosismo que se respira en Orriols.