Levante UD | Situación económica

La herencia económica hace estragos en Orriols

El club granota suma ya 5 ejercicios con déficit financiero

Jorge Danvila y Pablo Sánchez, en una junta de accionistas.  | J. M. LÓPEZ

Jorge Danvila y Pablo Sánchez, en una junta de accionistas. | J. M. LÓPEZ

Rafa Esteve

València

La economía del Levante sigue sin estar en sus mejores niveles de rendimiento. Todos los esfuerzos realizados hasta la fecha, desde que la gestión comandada por Quico Catalán arruinó el club, continúan sin cerrar la hemorragia aunque hayan servido para frenar una caída que parecía imparable. Sin embargo, no ha sido suficiente. Con la Junta General de Accionistas pendiente de anunciar una fecha de celebración que apunta a ser a finales del mes de marzo, los números siguen provocando temblores en las profundidades del Ciutat de València. Tal y como informó Sin Tregua, el Levante acudirá a la próxima Junta presentando un ejercicio con 12

millones de pérdidas en la temporada 23/24: curso en el que José Danvila se convirtió en accionista de referencia, después de inyectar 23 ‘kilos’ en sus arcas para poder hacer frente a pagos pendientes y refinanciar deudas con acreedores debido a un crítico escenario donde la radiografía de 107,4 millones de deuda, de los cuales 85,3 son a largo plazo, obligó a reaccionar de manera urgente. Ya son cinco años con resultados negativos, de los cuales, cuatro fueron con la anterior gestión. Un ejercicio de irresponsabilidad que sigue haciendo estragos en los interiores del coliseo de Orriols.

La última vez que el Levante generó superávit fue en la temporada 19-20, en un año en el que tres meses estuvieron marcados por la pandemia, pero donde el beneficio después de impuestos fue de poco más de 77.000 euros y se cancelaron los créditos ordinarios de la ley concursal. El marco fue esperanzador, pero supuso el inicio de un descenso hacia la inestabilidad financiera en la que, un año después, la viabilidad de su presupuesto solo contempló 16,5 millones en traspasos para seguir con beneficios. No obstante, además de desestimarse la condición, se empezó a abrir el agujero debido a que la temporada 20-21 reflejó unas pérdidas de 23,2 ‘kilos’, siendo presentadas en una Junta General de Accionistas donde la delicada situación deportiva, con el equipo a siete puntos de la permanencia en Primera División después de caer ante el Valencia (3-4), provocó una tormenta perfecta. Los números, de hecho, se repitieron 12 meses más tarde y con el club en Segunda.

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