Una victoria tan grande como este Levante (1-0)

El conjunto de Julián Calero aprovecha un fallo en salida de balón del Mirandés para conseguir, gracias a la materialización de Carlos Álvarez, una victoria fundamental para volver a la pomada del ascenso directo, a tan solo tres puntos de distancia

Levante UD-Mirandés

Levante UD-Mirandés

Rafa Esteve

València

Hay victorias que marcan tendencias y el devenir de una temporada, por mucho que la inmediatez, y las ganas de alcanzar los objetivos por los que se suspiran durante tantísimo tiempo, provoquen, por momentos, un vaivén de emociones a caballo entre la euforia y la desesperanza. Tener la cabeza fría en Segunda División, en ocasiones, es imposible. Su igualdad, frenesí, competitividad y cantidad de aspirantes a escapar de sus profundidades hace que, cuando llega una mala racha, como la que vivió el Levante de dos empates y una derrota que desinfló su firmeza en la zona noble, el nerviosismo se palpe a grandes niveles. Sin embargo, escapar de ellas, mediante victorias revitalizantes, es la mejor medicina para mirar al futuro con ilusión. Con esperanza. Con la idea de cumplir sueños gigantes como el de ascender a Primera División.

El triunfo del Levante contra el Mirandés, sufrida como pocas y labrada desde el sacrificio, el coraje, la casta y la entrega, inunda de ilusión y de esperanza a un Ciutat de València que ve cómo su equipo, que no dejó de insistir ni de creer en sus ideas pese a que la ausencia de resultados mermó su estatus en la clasificación, recupera su grandeza, su poso y firmeza para pelear por absolutamente todo. Costó sangre y sudor. Muchísimo sudor. Pero un gol de Carlos Álvarez en la segunda mitad despejó el camino hacia tres puntos fundamentales. Tres puntos que marcan temporadas y que el Levante aprovechará para volver a mirar, más que nunca, hacia arriba.

El encuentro en Orriols, por mucho que cayera envuelto de un atardecer con tintes primaverales, no garantizó facilidades ni atajos hacia el triunfo. El Mirandés, hueso de roer en la categoría, que se ha postulado como un candidato al ascenso mediante un fútbol práctico y construido desde la base, fue a negarle al Levante sus posibilidades de meterse en la batalla de regresar a la élite por la vía rápida. La presencia de Carlos Espí, quien pasó de ser suplicado por la grada a salir de titular, pronosticó un duelo de poder a poder, pero el Mirandés le pilló el tranquillo y desarticuló a un Levante impreciso. Una arrancada de Julio Alonso por el carril izquierdo, totalmente habilitado para su circulación ante la presencia granota en ataque, supuso una declaración de intenciones. Su lanzamiento, tras recortar la segada de Dela, se marchó fuera, pero avisó de que, al mínimo despiste, irían a hacer daño. Poco a poco el Levante fue conectando, tirando desmarques y testeando la meta de Raúl Fernández. Pese a ello, transmitió un peligro casi inofensivo, mientras los de Alessio Lisci fueron más prácticos en ataque. La prueba estuvo en un saque de esquina a favor de los locales que acabó en un contragolpe visitante, donde Andrés Fernández tuvo que volar sin motor para impedir el tanto de Joel Roca. Más allá de un remate desviado de Morales, tras una asistencia majestuosa de Carlos Álvarez, el Levante no impuso sus ganas de terminar con la mala racha sobre el césped. Y el descanso, al menos en sus primeros compases, no dio un lavado de cara a su imagen.

De Andrés Fernández a Carlos Álvarez

La segunda mitad, de hecho, comenzó muy trabada. Tanto por parte del Levante como por parte del Mirandés. Sin embargo, una internada por la derecha de Hugo Rincón hasta la línea de fondo, cuyo centro fue palmeado por Andrés Fernández para fortuna granota, encendió las alarmas en un Julián Calero que quiso activar a su conjunto como fuera. No quería dejar escapar otra oportunidad. Daba igual el adversario y la circunstancia. Un ascenso a Primera División se construye venciéndole a los mejores y al Levante le costó conseguirlo. Por ello, el técnico, antes del 60’, hizo un triple cambio para lograr los tres puntos. Metió a Iván Romero, Algobia y Xavi Grande para revolucionar la tarde en Orriols. No obstante, quien provocó el delirio absoluto en el templo granota fue Carlos Álvarez y gracias a un error visitante. Daba la sensación de que, si no era de esa forma, no se lograría, pero el espíritu de este equipo combativo, resistente y persistente fue el que le llevó a una victoria vital por el ascenso. Un pase vertical de Tomeu chocó en el torso de Kochorashvili y en futbolista georgiano, casi al instante, dibujó un desmarque para un Iván Romero que, detectando la llegada en segunda línea del ‘24’, se la dio para conseguir un gol balsámico para todos.

El que revitalizó a un Levante que, por momentos, se sintió desubicado sobre el verde y a una afición que, entusiasmada debido al 1-0, pero entregada como de costumbre, no dejó de ver la tabla con aires de ilusión. De sentir que el triunfo ante el Mirandés le devolvía a la zona donde, como mínimo, debe navegar un club de élite. Desde entonces, el Levante jugó más suelto, con más identidad, sacando a relucir su dinamismo y propiciando el error del Mirandés, desacertado desde que el 1-0 llenó de energía a un combinado de Julián Calero que no dejó de insistir en el triunfo y que llegó tras un final de auténtica locura, donde Alberto Dadie y Adrián de la Fuente fueron expulsados y donde la tensión estuvo por las nubes. Sin embargo, la victoria cayó del lado granota para enderezar el camino del ascenso. Un trayecto al que todavía le quedan muchas curvas, pero que el Levante lo quiere disfrutar y saborear al máximo. 

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