Tres puntos en Elda para olvidar todos los males

El equipo levantinista, alejado del terremoto provocado por la salida de Miñambres, quiere sumar un triunfo que le acerque al ascenso directo

Julián Calero, durante un entrenamiento en la ciudad deportiva de Buñol.

Julián Calero, durante un entrenamiento en la ciudad deportiva de Buñol. / Levante UD

Rafa Esteve

València

El ambiente en el Ciutat de València, de júbilo absoluto después de la victoria contra el Mirandés, se ha enrarecido tras una semana en la que la salida de Felipe Miñambres, tras no aceptar un «rebajón» en su contrato, dinamitó la felicidad que estalló al entrar en el playoff de ascenso a Primera División. La ilusión por regresar a la élite sigue presente, pero la inestabilidad que vive el club por su delicada situación financiera golpea el día a día de un Levante curtido, a lo largo de su historia, a base de golpes. A base de resistir y de aguantar sin piedad ante las tempestades.

No obstante, la espiral de negatividad tiene una vía de escape y los pupilos de Julián Calero no la quieren dejar escapar. No solo por lo que significaría en sus trayectorias, sino también por cómo le cambiaría la vida a un club que suspira por tiempos mejores. Aquellos que, en el pasado, brindaron un sinfín de alegrías casi inimaginables, pero que sirven de referencia para que el futuro sea tan próspero como ilusionante.

Para alcanzarlo hay que apretarse el cinturón y dar el máximo cada fin de semana. Ese es el mensaje que traslada José Danvila en su búsqueda de un club diligente, que resista las tempestades y que no dude en sacar músculo independientemente de su circunstancia. La visita al Nuevo Pepico Amat es el partido ideal para olvidar todos los males que rodean al Levante, aunque el equipo, consciente de la oportunidad que tiene de subir a Primera División, se evade del entorno para centrar su foco en el ascenso.

No solo por compromiso, sino también por capacidad. «La mejor forma es con la ilusión que hay dentro. A nadie le gusta que haya movimientos en las empresas o en los clubes. Pero las cosas suceden y lo mejor que puedes hacer es buscar soluciones para que la gente siga ilusionada y con ganas de competir», dijo Calero, quien comentó que la coraza que tiene el vestuario se diseña «no dejando entrar la maleza que puede venir en cuanto a situaciones que pueden influir en un equipo negativamente».

Sin Dela, sancionado, ni Pablo Martínez, lesionado, el Levante se desplazará a Elda respaldado por más de 600 levantinistas en la grada, que sueñan con que su equipo siga dando pasos hacia el ascenso a Primera División sin importar los problemas que vive su club. El Levante saldrá de ellos, seguro, pero con el convencimiento de que su suerte empezará a cambiar y de que la pelota entrará de una vez por todas.

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