Victoria de auténtica locura en el Nuevo Pepico Amat (1-2)

El equipo de Julián Calero remonta ante el Eldense en un abrir y cerrar de ojos y consigue un triunfo épico para meter la directa hacia el ascenso

Morales en el Pepico Amat.

Morales en el Pepico Amat. / LUD

Rafa Esteve

València

Una derrota en Elda hubiera sido la puntilla a una semana turbulenta, donde el fútbol, tras el triunfo ante el Mirandés, revivió una ilusión que sirvió como vía de escape ante la crisis provocada por la salida de Felipe Miñambres y la agudeza a la delicada situación económica. La esperanza de huir del negativismo y del drama es la vitamina de un equipo que nunca deja de creer. Ni en sus peores días es capaz de caer en el desánimo. Siempre pelea, siempre insiste y, sobre todo, siempre va a por la victoria independientemente de las circunstancias. Pocos creían en sumar de tres en el Nuevo Pepico Amat, pero el equipo de Julián Calero, sobrado de talento, energía y fe, logró una victoria de las que marcan un ascenso a Primera División. Cuando todo estaba perdido, y los fantasmas asomaban en los alrededores del levantinismo, el Levante sacó toda su casta y todo su orgullo para darle la vuelta a un partido que solo los equipos grandes son capaces de remontar. Del 1-0 al 1-2 en el descuento y en un abrir y cerrar de ojos. Una victoria ante el Eldense época, que se recordará toda la vida y que, quién sabe, puede marcar el devenir de un equipo destinado, de una vez por todas, a ascender a Primera División.

Por mucho que el Eldense se situara en posiciones de descenso a Primera Federación, ir al Nuevo Pepico Amat es sinónimo de arremangarse la camiseta y bajar al barro. Es el ecosistema donde el equipo alicantino se agarra a la permanencia mediante la figura de José Luis Oltra, viejo conocido granota tanto sobre el terreno de juego como en el banquillo, después de dotarlo de herramientas y cambiarle la cara a un Eldense que, antes de su llegada, estaba en una situación crítica. El Levante, consciente de la dificultad, salió a morder desde el primer instante y, superados los 60 segundos iniciales, Giorgi Kochorashvili avisó de sus intenciones atacando el área pequeña y topándose con el lateral de la red, después una exquisita asistencia de Carlos Álvarez con el exterior de su bota izquierda. Sin embargo, el cuadro local, sobre todo al contragolpe, hizo cosquillas a los granotas.

Prácticamente en la jugada posterior a la ocasión del georgiano, Javi Llabrés, cazando en el segundo palo y envío lateral de Fran Gámez, se estrelló la mandó fuera de la portería de Andrés Fernández y, en el ecuador del primer tiempo, Diego Collado, después de una jugada individual que inició desde su propio campo, ejecutó un disparo desde la frontal que se marchó fuera por pocos centímetros. El Levante, pese al ritmo alto que imprimió el Eldense en el Nuevo Pepico Amat, bajó las revoluciones del choque, estirando sus pretensiones en ataque y acercándose a portería, donde un lanzamiento de falta de Kochorashvili, que exigió a Dani Martín, fue la más peligrosa del Levante en una primera parte que los de Calero acabaron fuertes y con personalidad, pero donde el Eldense les castigó al borde del primer tiempo.

Diego Collado, recogiendo un balón muerto entre una maraña de piernas levantinistas, después de un disparo de Víctor García, abrió el marcador en una acción en la que los granotas, con mucha insistencia, reclamaron una falta sobre Elgezabal que le impidió entrar en la acción de la diana local. No obstante, González Díaz validó un tanto que enfureció a Julián Calero. El técnico madrileño, histérico y sin dar crédito a lo sucedido, vio cartulina amarilla, en medio de la incredulidad de un Levante al que apenas le dio tiempo a asimilar lo sucedido ya que, prácticamente al instante, el colegiado señaló el tiempo de descanso.

La reanudación mostró a un Levante con voluntad, pero sin precisión. No generó peligro durante los primeros compases del segundo tiempo, a costa de un Eldense con mayor claridad con el balón en su poder, aunque sin intimidar en exceso. Tal y como sucedió ante el Mirandés, Julián Calero le dio una vuelta a su dibujo con un triple cambio en sus filas. Además, en el mismo minuto, el 59’, dando entrada a Algobia, Álex Forés y Roger Brugué. Al Levante se le vio más fresco, pero el Eldense, fuerte al contragolpe, hizo daño. Morales, rematando por encima del larguero, despertó a los suyos, pero los de José Luis Oltra, según transcurrieron los minutos, amenazaron con duplicar su renta en el marcador. Álex Bernal, atacando la frontal del área y recibiendo un envío de Quintana, no lo hizo por poco.

Sin embargo, cuando todo estaba perdido, la fortaleza y el alma de un equipo sobrado de esperanza y de convencimiento en el triunfo, le dio la vuelta al partido en el descuento y en un abrir y cerrar de ojos. Primero Brugué, tras un error garrafal del guardaneta local, para poner la igualada, y después Espí. El canterano desataba la locura en la afición granota desplazada a Elda, para remachar el cuero al fondo de la red, y colocar al Levante tercero, empatado a puntos con el ascenso directo.

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