Espí se convierte en un revulsivo para el ascenso

La victoria del Levante en Elda, épica y frenética a todos los niveles, tuvo nombre y apellidos: Carlos Espí Escrihuela, que se vistió de héroe para conseguir tres puntos trascendentales para seguir vivos en la batalla por el ascenso a Primera División. Su olfato goleador lo ha convertido en un revulsivo de lujo para un Levante que ve cómo los futbolistas procedentes del banquillo están cambiando los partidos hacia sus intereses. Pasó, sin ir más lejos, contra el Mirandés y sucedió frente al Eldense, donde el ‘38’ anotó el gol de la locura, después de que Álex Forés pusiese todo de su parte para que el esférico llegase a su bota derecha, y de que Roger Brugué atacase un balón muerto dentro del área para hacer el tanto del empate… y el de la esperanza.

Todos los jugadores, independientemente de su participación, suman y los que proceden del banquillo influyen de manera positiva. Más allá de los goleadores, Sergio Lozano puso el balón que terminó en empate y Algobia se desfondó, sobre todo por el carril diestro. No obstante, quien transforma sus intervenciones en impactos directos es el delantero de Tavernes de la Valldigna, que convierte sus participaciones en resultados positivos.

Su gol en Elda, a falta de trece jornadas para finalizar la competición, es la guinda para un jugador ejemplar, que trabaja en silencio y sin descanso para marcar diferencias sobre el césped.

Momento justo

Sus goles, de hecho, siempre han llegado en el momento justo y cuando más lo necesitaba el equipo. Abrió su cuenta anotadora en el partido de ida ante el Eldense a los seis minutos de entrar en el terreno de juego. Contra el Málaga en el Ciutat, a los 240 segundos de entrar en el césped, puso a los suyos por delante en el luminoso.

Ante el Burgos, en 16 minutos, anotó un doblete. Y, en el Nuevo Pepico Amat, entró en el 82’ y en el 94’ desató la locura en el sector levantinista, donde un millar de granotas festejaron una diana que marcará un antes y un después en el destino del Levante y en su camino hacia la élite.

Todas sus aportaciones al fondo de la red tienen un denominador común: sirvieron para adelantarse en el marcador y amarrar la victoria, suponiendo un total de ocho puntos para el casillero de un conjunto de Calero que ya tiene 50 unidades en su bolsillo y que va a por las necesarias para subir a la élite del fútbol español.

El banquillo levantinista suma, aporta resultados y tiene a Carlos Espí como a su máximo exponente. Los datos respaldan su rendimiento: el ‘38’ va en liga a gol cada 64 minutos y su crecimiento está siendo más que palpable. Julián Calero ha pasado de reconocer a principio de temporada que «tiene un cuchillo con punta afilada» que tenía que limar con trabajo y sin saltarse procesos de crecimiento a estar «encantado, dentro del área genera muchos problemas por su corpulencia y hemos aprovechado esa situación, así que un 10 para Espí».n