El compromiso de ‘Kocho’ sigue intacto

El centrocampista georgiano demostró su compromiso y rindió a un altísimo nivel ante el Racing de Santander

Kochorashvili en la victoria ante el Racing de Santander en el Ciutat.

Kochorashvili en la victoria ante el Racing de Santander en el Ciutat. / F. Calabuig

Àngel Bueno

València

El compromiso de Kochorashvili es más fuerte que nunca. Seguramente, el partido del Racing fue el más importante de la temporada hasta el momento. El conjunto ‘granota’ se enfrentaba a un rival directo en las aspiraciones al título liguero y la respuesta fue más que contundente. En especial, la de ‘Kocho’ que, aunque fuera consciente de que su etapa en Orriols llegará a su fin a final de temporada, demostró una fidelidad inquebrantable hacia el Ciutat de València.

Su actuación sobre el verde fue inmensa, a pesar de que, hace una semana, el Levante UD anunció por sorpresa su traspaso al Sporting de Portugal. El anuncio sorprendió por la fecha en la que se da, con todavía dos meses de competición por delante y, sobre todo, metidos de lleno en la lucha por el ascenso.

Desde el propio club se reconoció que la forma de proceder traspasa lo puramente deportivo y que existen otro tipo de situaciones «inevitables» que dan pie a que se proceda de forma inusual. No obstante, Julián Calero tuvo fe ciega desde el primer momento en que el rendimiento del jugador, hasta ahora exquisito, se mantendría en lo más alto gracias a su compromiso con la entidad y sus compañeros. Y no se ha equivocado.

Tanto vestuario, cuerpo técnico y afición ‘granota’ se alegran del salto de calidad que el georgiano ha dado en su carrera, poniendo rumbo a uno de los históricos y máximos exponentes del fútbol portugués. Es más, el domingo lució una pancarta en agradecimiento por los servicios de un futbolista en la que se podía leer «Gracias Kocho». El internacional aterrizó en Orriols en la 19/20 y ha acumulado 58 partidos con la elástica azulgrana, en los que ha anotado nueve goles. Cinco años después, tiene la ocasión de despedirse por la puerta grande con, quién sabe, si un ascenso a secas o con un título de liga bajo el brazo.

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