Levante UD
El Ciutat le echaba de menos, Don Arturo
Un veterano socio de 91 años vuelve a asistir a un partido de los granotas gracias a Cruz Roja y a la directiva del club
rafa esteve
El Levante, si presume de historia, raíces, orgullo e identidad, es gracias a figuras resilientes y, sobre todo, incondicionales, que son referencia para las nuevas generaciones de granotas que, una vez se adentran en la idiosincrasia del club, entienden al milímetro lo que representan y significan las barras azulgranas. La afición levantinista es el mejor patrimonio de la entidad.
Pero aquellos que han recorrido un elevado porcentaje de sus años de existencia, sin perder la esencia ni el significado de lo que supone ser seguidor del Levante, adquieren un valor incalculable. Arturo Benlloch, a sus 91 años de edad, presume de ser de los aficionados más fieles. Comenzó a seguir al equipo levantino desde el templo de Vallejo con 4 años y, durante ocho décadas y de forma ininterrumpida, tuvo siempre un asiento asignado en cada partido que el Levante jugó como local. No obstante, debido a la vejez y a sus limitaciones físicas, dejó de ir al Ciutat de València, aunque fuera en contra de su voluntad.
La falta de acompañantes fue lo que le privó de alimentarse de su mayor ilusión hasta que Jesús Lerma, técnico de integración social en el departamento de personas mayores de la Cruz Roja, apareció en su camino para devolverle a su lugar en el mundo. Ante el Albacete, y tras siete años sin pisar el coliseo granota, Arturo Benlloch volvió al Ciutat de València y presenció tres puntos que no olvidará jamás.
Nadie merece perderse la ilusión que se vive en Orriols por volver a Primera. Y menos, los que a sus espaldas llevan innumerables vivencias y temporadas de apoyo y dedicación hacia el Levante. Jesús Lerma lo detectó inmediatamente cuando le asignaron labores de acompañamiento al señor Benlloch, una de las miles de personas mayores que sufren las duras consecuencias de la soledad no deseada en España. «Cuando fui por primera vez a su casa vi un cuadro del Levante de 1989 y un reloj, también, del Levante. Su casa estaba ambientada con el Levante. Lo bajaba a la calle y lo primero que me decía siempre era cómo había quedado su equipo el fin de semana. Cuando me enteré que dejó de ir al campo por salud, no dudé, ni un segundo, en llevarlo», asegura Jesús.
El Levante siempre formó parte de la vida de Don Arturo. Después de ir al estadio con su padre desde los 4 años, poseyó el abono en Tribuna con su mujer, pero, cuando se quedó viudo, se fue a Gol Orriols para no profundizar más aún en el dolor de su corazón. Al no tener hijos, fue, de manera impremeditada, el comienzo de una soledad no deseada, hasta que fue capaz de huir de ella ante el Albacete y en un día inolvidable.
Arturo Benlloch fue recibido en el Ciutat de València desde la admiración y el reconocimiento más absoluto. Fue al encuentro acompañado de Jesús Lerma y sin saberlo, pero, cuando se enteró de que iba dirección hacia el estadio con tal de animar a su equipo del alma, no pudo contener la emoción. «Fue recibido por el presidente, Pablo Sánchez, por el presidente de honor, Paco Fenollosa, y por Héctor Rodas, miembro de la dirección deportiva. A Rodas lo reconoció enseguida. Estaba muy emocionado, no pudo ocultar las lágrimas. Durante el partido lo dio todo, animó sin cesar. Pronosticó un 4-1, pero la felicidad que le produjo la victoria del Levante fue increíble». En definitiva, vivió una hermosa e inolvidable experiencia.n
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