Levante UD

Nueva cita con la historia para Calero en El Plantío

El entrenador, que consiguió un crucial ascenso a Segunda División con el Burgos, busca subir a la élite como levantinista en el escenario donde se convirtió en leyenda

RAFA ESTEVE

València

La afición del Levante cuenta las horas para vivir desde El Plantío un partido que le puede llevar de regreso a la Primera División. Pocas veces se respiró tanta ilusión entre el levantinismo, que ha sido capaz de movilizarse con tal de que abunde la presencia de granotas en el estadio del Burgos. Pese a la ilusión que se respira por los alrededores del templo de Orriols, Julián Calero mantiene su postura de no lanzar campanas al vuelo y de ser prudente de cara a los dos partidos restantes.

La sensación es que el Levante lo tiene de cara, pero el técnico, curtido en mil batallas desde el área técnica, ha visto tantos descalabros a lo largo de su carrera que, mientras no sea matemático, no dejará de insistir hasta conseguir el el regreso a la máxima categoría del fútbol español. De hacerlo, sería su primer ascenso a Primera, pero Calero ya conoce lo que es subir de división.

La última vez que lo hizo fue, precisamente, con el Burgos, donde alcanzó la Segunda División después de ganar la final del playoff de ascenso contra el Athletic Club B gracias a un gol de Saul Berjón. Un hito que entró de lleno en las páginas doradas del club burgalés, ya que se volvieron a teñirse de plata tras 19 años no solo compitiendo en categorías inferiores, sino también conviviendo con delicadas situaciones.

Calero lo comentó en la rueda de prensa previa al partido ante el Racing de Santander de la segunda vuelta. «El contexto puede ser parecido pero no es igual ni mucho menos. Ahí era mucho más grave porque dejaron de cobrar los jugadores, los entrenadores y todo el club durante cuatro o cinco meses. Tuvimos que prestar dinero a chicos para que pudieran subsisitir. Se tuvieron que salir algunos de sus pisos para irse a pisos conjuntos».

Hacer piña

Sin embargo, reconoció que el gran ambiente, que se trasladó al césped, sirvió para «unir a la gente. Todos nos hemos dado cuenta de la dificultad y las personas tenemos algo en común, ante los problemas la gente se junta y hace piña. Cuando eso ocurre somos peligrosos, deportivamente hablando claro. Veo ese nexo de unión y esas ganas de que sabiendo que lo deportivo es muy importante para ayudar al club, me he dado cuenta que esa circunstancia es una cierta similitud y espero que esto acabe como aquello».

El ascenso del Burgos a Segunda, además, sirvió para abrir un periodo de bonanza deportiva en el que Julián Calero se convirtió en tendencia. En su primera temporada en la categoría de plata logró, con 18 jornadas disputadas, 34 puntos que dibujaron el mejor arranque de la historia del conjunto castellano en Segunda División.

El técnico amoldó los puntos fuertes de su defensa para levantar un muro prácticamente infranqueable y donde Unai Elgezabal, actual titán levantinista, fue uno de los artífices de dicha fortaleza. Dos años después, el destino le brinda la oportunidad de ascender en Burgos, pero defendiendo los intereses del Levante. n

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