Tintorería Carda cierra el círculo: de Vallejo a Primera

El reconocido establecimiento del Cabanyal, reconocido ‘granota’, baja la persiana después de 60 años

Juan, Laura y Juani posan en el último día de la tintorería más levantinista de València.

Juan, Laura y Juani posan en el último día de la tintorería más levantinista de València. / ED

Rafa Esteve

València

Las profundidades del barrio del Cabanyal echarán de menos el aroma a levantinismo procedente de la calle José Benlliure. Más de 60 años de trabajo, entrega, dedicación y sacrificio concluyeron ayer en la que fue una jornada tranquila, pero donde no faltaron ni los clientes ni los familiares. El cariño y la admiración hacia Laura Carda, quien regenta desde hace tres décadas su local junto a la ayuda de su hermana Juani, fueron constantes ante la entusiasta mirada de Juan, padre de ambas y fundador de la Tintorería Carda en el año 1963. 

La jubilación de Laura se lleva por delante innumerables recuerdos y horas de trabajo. Pero, si Tintorería Carda ha sido tendencia en el Cabanyal es por su sentimiento férreo e indestructible hacia el Levante. Además, cerrando un círculo que se arrancó en Vallejo y terminó en Burgos. Abrió en abril del 1963, dos meses después de que se ascendiese por primera vez a la élite, y baja su persiana con el equipo en Primera División. «No he podido tener mejor cierre», asegura Laura.

Desde 1999, el escaparate del comercio está adornado de bufandas, banderas, balones y fotos relacionadas con el club granota. La vitrina se fue actualizado según las aventuras y desventuras del equipo y nunca estuvo ausente de artilugios relacionados con el Levante. El 26 de junio de 1999, el Valencia ganó la Copa del Rey contra el Atlético de Madrid y, un día más tarde, los levantinistas subieron a Segunda División tras imponerse al Real Madrid Castilla en la final de la promoción de ascenso. «Si los del Valencia se iban a volver locos por ganar la Copa del Rey, ¿por qué los granotes no? Para nosotros, estar en Segunda era más que una Copa. Viendo el contraste que había en la ciudad, puse todo lo que tenía del Levante en el escaparate para que supieran que los levantinistas también existimos. No obstante, no quité nada. Lo fui actualizando. Cuando descendimos, pasó una persona y dijo: ahora tendréis que quitar todo eso, ¿no? Y le contesté que no se va a quitar en la vida. A lo mejor me pasaba tres tardes haciendo el escaparate. El de la Europa League fue espectacular. Y si se desciende da lo mismo», rememoró una Laura que, en lo que al escaparate se refiere, actuó muchas veces por superstición. «Si íbamos bien, no lo tocaba, aunque hubiera mucho polvo». Sucedió, sin ir más lejos, esta temporada, donde el equipo dirigido por Julián Calero no dejó de acumular victorias que le llevaron a la élite del fútbol español, pero el ofrecimiento de Emilio Nadal, responsable del Área de Patrimonio Histórico del club, de llevarle la Copa de la República a su vitrina provocó que el escaparate quedase más impoluto que de normal.

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