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Hacer historia en La Serranía

Maria Luisa Cortés fue la primera mujer que condujo en Higueruelas y Manuela Ortiz lideró el Congreso de Mujeres Antifascistas de París

Maria Luisa Cortés, la primera mujer que se sacó el carnet de conducir en La Serranía.

No son heroínas, pero lo parecen. Sus actos, en sus circunstancias y en una época hostil para las mujeres reflejan grandes hazañas, aunque hoy puedan parecer gestos menores. La Mancomunidad de La Serranía, a través de su departamento de Igualdad, ha convocado a vecinos y vecinas a rescatar mujeres para el proyecto colaborativo «De Categoría, Grandes Serranas de nuestra historia» con mujeres que rompieron los moldes de toda una época.

Es el caso de Manuela Ortiz, fundadora y secretaria de la Asociación de Mujeres Antifascistas de Gestalgar. Llegó a ser delegada en el Congreso de Mujeres Antifascistas de París en 1937 y fue juzgada en el Congreso de Guerra permanente Nº3 de València, donde fue condenada por auxilio a la rebelión a 20 años y un día de reclusión mayor. Fue acusada por ser «izquierdista y laica», hacer propaganda en favor del Frente Popular e intervenir en la subasta de bienes requisados al cura y al cuartel de la Guardia Civil durante la Guerra Civil española. La historia la rescata Sandra Mínguez, historiadora de Villar del Arzobispo.

Manuela Ortiz fue la fundadora de la Asociación de Mujeres Antifascistas de Gestalgar. En la imagen, compañeras de la plataforma a mediados del siglo XX.

Mientras, Celia Martínez, de Higueruelas, aportó al proyecto la historia de María Luisa Cortés, pionera en algo tan común hoy en día que nadie repararía en que un hecho así sea digno de mención. María Luisa fue la primera mujer de Higueruelas en sacarse el carnet de conducir.

Maria Luisa Cortés fue la primera mujer en obtener el carnet de conducir en Higueruelas. Mancomunidad La Serranía

Nació en 1930, por lo que fue niña en mitad del conflicto bélico nacional y creció durante la posguerra, con una escasa educación y recursos. Sin embargo, con quince años se fue a Madrid a servir en una casa algunos años y volvió a València. Cuando se casó, comenzó a regentar una tienda de alimentación, al tiempo que decidió sacarse el carnet de conducir para poder abastecer de los productos necesarios a su comercio y no depender de terceros. Lo aprobó el 23 de marzo de 1969, a la primera, y compró un coche al molinero de Abejuela, un Austin. La narradora de su historia asegura que los comentarios se sucedían por el pueblo por lo poco adecuado que era verla conducir.

Su hazaña no termina ahí. En 1970 emigró a Londres, donde estuvieron 7 años. En 1993, de vuelta en Higueruelas, fundó junto a otras mujeres la primera asociación de Amas de Casa. Hoy María Luisa tiene 90 años y sigue viviendo en La Serranía.

Rosario Esteve tuvo que sacar adelante ella sola a sus hijos y no dudó en dedicarse a la pintura de fachadas.

Rosario Esteve tuvo que sacar adelante ella sola a sus hijos y no dudó en dedicarse a la pintura de fachadas. Mancomunidad La Serranía

Otra mujer, Florentina Mañes, de Alcublas, se convirtió en un símbolo cuando emigró a Barcelona y se casó con un hombre dedicado a las antigüedades. Lo cuentan Paco Teruel y Pilar Mínguez, historiadores que están llevando a cabo una investigación biográfica sobre su figura. Aprendió a negociar y entró en el mercado de la inversión en muebles, edificios y joyas. Tras la guerra, el matrimonio se dedicó a adquirir edificios ruinosos en la Ciudad Condal para transformarlos en pensiones. Tras la muerte de su marido se encargó ella de gestionarlos todos. A su muerte, en 1979, legó su fortuna al Hospital de Badalona y parte de la herencia la concedió a Alcublas. Se destinó a construir el Hogar del Jubilado y a becar a varios estudiantes del municipio.

Maria Luisa Cortés emigró a Inglaterra en 1970 ella sola, sin conocer ni el idioma ni la cultura. Luego le acompañó su marido.

Maria Luisa Cortés emigró a Inglaterra en 1970 ella sola, sin conocer ni el idioma ni la cultura. Luego le acompañó su marido. Mancomunidad La Serranía

En Sot de Chera aún se recuerda a una mujer que rompió moldes. Rosario Esteve sirvió en todos los pueblos de la Serranía. «Toda su vida fue una lucha por sobrevivir», recuerda su hija Rosario, ya que crió a sus hijos sola. Así que, cuando vio una oportunidad, no dudó en trabajar en un empleo considerado para hombres: pintora. Lució todas las paredes del pueblo durante toda su vida y como una más, lo que la convierte en un icono en el imaginario de Sot de Chera.

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