Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Tenemos que desplazarnos hasta 20 kilómetros para comprar un medicamento"

Alpuente, Higueruelas y Benagéber reconocen los problemas para acceder a servicios públicos que en muchos casos están más allá de 15 kilómetros

Un negocio en Chelva, capital comarcal de La Serranía, una imagen de archivo. | PROVI MORILLAS

Si en la consulta del médico de cabecera a uno se le prescribe un medicamento, va y lo compra. Si la enfermedad es crónica, puede acceder a él con la receta cada vez que lo necesite. Si para cenar se quiere improvisar una cena, cualquier supermercado alrededor de casa -pequeño, mediano, grande o exprés- le brindará la oportunidad de innovar en la cocina. Si uno tiene una duda o inquietud con su cuenta bancaria, podrá acceder fácilmente a una sucursal, después de haber llevado a sus hijos e hijas al colegio, dos calles más allá.

Esa es la realidad de un elevado porcentaje de ciudadanos de la Comunitat Valenciana, pero no para alrededor de las 80.000 personas que viven en el entorno rural: para ellos, todo lo arriba enumerado es casi un privilegio, tal como deja constancia el informe del Banco de España con el título «El acceso a los servicios en la España rural». En él se recoge la siguiente afirmación: los residentes en áreas rurales de la Comunitat Valenciana tienen que recorrer una media de 14,9 kilómetros para acceder a los servicios básicos.

Higueruelas, Benagéber y Alpuente, tres municipios de La Serranía, a una hora escasa de la capital, confirman esta conclusión. Según qué servicios los tienen más o menos cercanos, pero ninguno al 100 %, ni de distancia, ni de calidad: en los tres pueblos los medicamentos se dispensan bajo demanda, esto es, una vez el médico o médica, al pasar consulta, receta al paciente el fármaco, que se solicita en la farmacia y por la tarde o al día siguiente se le dispensa.

Colegio en La Yesa Fernando Bustamante

«Alrededor del 60 % de los medicamentos son bajo demanda, se tiene en tienda lo fundamental, como aspirinas», asegura el alcalde de Higueruelas, Melanio Esteban. Sucede lo mismo en la de Alpuente y su alcaldesa, Alicia Pérez Debón añade una problemática más: las guardias se reparten entre la nuestra, la de Titaguas y la de La Yesa. «De nuestra aldea más al norte, El Collado, hasta Titaguas son 20 kilómetros de desplazamiento para comprar un fármaco necesario», afirma.

En Benagéber hubo que implementar otro sistema: se alquila local para farmacia y vivienda, en el mismo inmueble, por un euro al año, a fin de atraer y arraigar este servicio para que no desapareciera. «Así se planteó hace 25 años y así se mantiene el negocio», explica Rafael Darijo, primer edil de un municipio, quien también denuncia que las Urgencias donde sus vecinos y vecinas tienen que ir están a 40 minutos en coche, en el Hospital de Requena.

Cabe destacar que en buena parte de las ocasiones, y debido al pequeño número de población residente, los negocios no tienen fácil su supervivencia y esta provistos de más allá de lo necesario no siempre es factible. Si en Higueruelas, Benagéber y Alpuente el servicio farmacéutico está mejor que peor solucionado, nada tiene que ver en las aldeas como El Collado, La Torre o El Hontanar deben desplazarse cada día a la búsqueda de estos servicios.

Uno de ellos, la consulta médica. En Higueruelas el facultativo pasa cada día, pero a partir de las 3 de la tarde las urgencias se atienden en Villar del Arzobispo, a nueve kilómetros de distancia. En Alpuente, algo parecido: las urgencias se atienden en Titaguas que desde la aldea de El Collado está a 20 kilómetros. «Cuento con esta aldea, la más alejada, porque forma parte de nuestro municipio y tienen derecho a los mismos servicios que el resto», señala Pérez.

Ultramarinos en Los Serranos. Fernando Bustamante

Sobrevivir con fondos europeos

Algo parecido sucede con los supermercados. En Benagéber, el supermercado más cercano está a 22 kilómetros, en Utiel, si bien un ultramarinos da servicio cada día gracias a los fondos europeos Leader que se les concedió al municipio para abrir este negocio. «Hay carne fresca y pescado, alimentación en general y congelados, con eso vamos tirando, pero las grandes superficies están en Utiel», asegura Darijo.

En el caso de Alpuente, el caso es todavía más acuciante: sigue existiendo un pequeño supermercado en la localidad gracias a que la cooperativa local, Coarval, decidió asumir el traspaso y gestionarlo. También lo han hecho con la carnicería, cuyos propietarios iban a cerrar por jubilación. En este municipio, ha sido la cooperativa la que ha tenido que rescatar este servicio fundamental. En caso de tener que comprar en una superficie más grande, la más cercana se encuentra en Villar del Arzobispo, a 36 kilómetros.

Compartir el artículo

stats