Completamente fuera de temporada, Aras de los Olmos tiene unos turistas de última hora. Una treintena de jóvenes europeos han tomado el pueblo para integrarse y conocerlo a fondo, sacar ejemplos, ideas e inspiración y llevárselos a Europa o, tal vez, desarrollarlos en el propio municipio de La Serranía. Son los participantes de la estancia Erasmus+ que organiza la Unión Europea para jóvenes de entre 18 y 30 años que tienen inquietudes por conocer otros entornos, en este caso, el rural. Por eso, Aras de los Olmos -pueblo inquieto por naturaleza- tiene mucho que ofrecer.

La immersión rural de los Erasmus en Aras de los Olmos | L-EMV

A lo largo de 12 días los jóvenes conocerán, por un lado, las empresas y entidades locales, desde el Ecomuseo hasta el Observatorio Astronómico, pasando por el Jardín Etnobotánico o la empresa Mieles La Travina. Todos estos espacios suponen un ejemplo para estos jóvenes que durante la segunda parte de su viaje tendrán que aplicar: «Desarrollarán por grupos internacionales una idea de proyecto para estas zonas rurales, que luche contra el desempleo y por tanto, la despoblación», explica Svetlana Valcheva, presidenta deAssociació Cultura Creativa que ejerce como monitora en este intercambio cultural a través de la empresa Crea 360.

La immersión rural de los Erasmus en Aras de los Olmos

En el pueblo, la visita de estos jóvenes ha gustado mucho. No se les esperaba. «Es una pena, porque ha caído en estas fechas y nos hubiera gustado que hubieran coincidido con nuestros jóvenes, pero ya están casi todos en la universidad o en los grados», explica Salomé Castro, concejala de Educación, Juventud y Cultura. Está ejerciendo estos días de anfitriona junto a otros técnicos del consistorio, como Raúl Contreras, quien les hizo un repaso sobre las claves del emprendimiento social en un pueblo, o Virginia Espinosa, técnica forestal que lideró la visita al jardín etnobotánico y les explicó la truficultura.

«Les parecía interesante ver cómo en la zona rural se gestiona el emprendimiento, cómo es la vida aquí y cómo se gestiona la cultura: poca población, pocos servicios pero muchísimos recursos», señala Salomé. En este sentido, Svetlana apunta a que todos los casos reales de empresas locales que están conociendo «les sirve para pensar en otras ideas que se puedan desarrollar aquí».

Como Salomé explica, en Europa está mucho más consolidada y arraigada la costumbre de realizar intercambios culturales entre los jóvenes. «Trabajan mucho en asociaciones y voluntariados y están muy dispuestos a someterse a estas erxperiencias», asegura, algo que se nota en su interés e integración en Aras.

Los 30 estudiantes se alojan a través de un convenio en las cabañas de ArasRural, un alojamiento local que les proporciona también la pensión completa y la zona de reunión donde se realizan algunos de los encuentros. Además, cada noche, organizan cenas temáticas donde cada día uno de ellos es el anfitrión y presenta la cultura de su país: música, gastronomía y tradiciones.

Para generar un intercambio real con los residentes, la concejalía organizó una gymkana que consistía en obtener respuestas de los residentes, que estaban encantados de ayudarles. Eso les obligó, por un lado, a relacionarse, y por otro, a forzarse a hablar en español, ya que muchos de ellos no conocen el idioma. Vienen de Bulgaria, Eslovenia, Eslovaquia, Portufal o Letonia, entre otros, y el objetivo es «contagiarles la capacidad motora que tenemos las personas estemos donde estemos: con poco se pueden hacer grandes cosas, impulsar ideas y emprender acciones que no te venían dadas», señala Salomé.