Aprender a sobrevivir en plena montaña

El ser humano se ha olvidado de vivir en la naturaleza y hoy, con cualquier excursión que se realiza a un enclave natural, nos damos cuenta: no conocemos el entorno ni sus peligros, y por supuesto tampoco sus herramientas. En ese camino que se inició tras la pandemia, donde las personas se reencontraron con el medio natural, una empresa de ecoturismo surgió en Calles, en la Serranía. La impulsó Ricardo Cristal, arqueólogo y especialista en emergencias, y el propósito es claro: enseñar a sobreponerse a una emergencia, en una situación corriente, a través de la adaptación y el aprovechamiento del entorno.

La descripción genéricas que ofrece cursos de supervivencia, pero Cristal matiza que no hace falta exponerse a la muerte para tener que sobrevivir: «Puedes desorientarte en un bosque mientras recoges setas, caer durante una excursión de senderismo o quedarte tirado con el coche durante una nevada», ejemplifica. En cualquiera de esas situaciones, hay herramientas para mitigar el peligro, y Cristal enseña a hacerlo a través de talleres y cursos. Algunos duran solo unas horas y otros un fin de semana entero, y la gestión de las emociones ocupa buena parte del temario. «Saber reaccionar en momentos de crisis es la mitad de la supervivencia», asegura.

Por sus programas han pasado miembros de las Fuerzas Armadas, senderistas, escaladores y barranquistas, pero también aficionados a la recreación histórica o miembros de Acció Ecologista. Estos cursos, además, tienen una base romántica que Cristal repite insistentemente: aprender de nuestros antepasados, de la vida en los pueblos, «de cómo las personas sobrevivían con lo que tenían a su alrededor, con unas técnicas, herramientas y costumbres locales», señala. El arqueólogo está especializado en etnología y, más en concreto, esas técnicas de supervivencia que cada civilización ha empleado en un momento de la historia.

Eso se traslada a sus cursos. Los hay monográficos sobre orientación, también de rastreo mediante el seguimiento e identificación de huellas , e incluso de etnobotánica. Organiza dos fines de semana al mes otros encuentros de 48 horas en los que hay margen para ensayar técnicas mucho más concretas. «Se trata de aprender a conseguir agua y alimentos, encender fuego y saber cuándo y cómo hacerlo, la cartografía y la interpretación del entorno: no es lo mismo estar en una ribera que en un bosque mediterráneo, porque ofrecen recursos distintos y afectará en la toma de decisiones».

En una ribera difícilmente habrá ramas para construir un vivac, pero en un bosque mediterráneo podemos encontrar todo tipo de piedras para constuir una se las señas valencianas: una pared de piedra en seco con la que refugiarnos. «Hay que aprender de los antepasados», insiste Cristal. Durante la noche continúa la de identificar animales: «Escuchar el tauteo de un zorro estremece porque son gritos desgarradores que nos pueden hacer presa del pánico, identificarlo es importante para poder relativizarlo», señala.

Cada vez sus cursos crecen más en asistencia. Hay fenómenos que repercuten, como ha sucedido con la Guerra de Ucrania. Pero además, el preparacionismo es una corriente que no caduca y que cada día crea más adeptos: «Es el movimiento civil que previene grandes catástrofes o emergencias, desde olas de frío a calor, conflictos sociales, terrorismo o cualquier riesgo inherente a nuestro entorno», explica Cristal.