El milagro del camping de Bugarra: treinta caravanas y ninguna víctima
La zona estaba vacía el martes 29 de octubre pese a que cada fin de semana se llenaba con más de cien personas entre vehículos fijos y de estancias por día

Germán Caballero
El camping de Bugarra estaba vacío porque era martes. Solo los dos gestores se encontraban en una casa anexa a la zona de acampada cuando el Túria creció hasta los dos metros y se lo llevó todo por delante: el polideportivo municipal y, a continuación, la piscina, el bar, la terraza y todas las parcelas habilitadas para caravanas, donde había, de manera permanente, en torno a 28 residencias. A día de hoy todas han sido retiradas por sus propietarios excepto una, en el último terreno habilitado para el aparcamiento de roulottes, que pertenece a una mujer de Paiporta que no ha podido retirar el vehículo. En él se ha parado el tiempo: el lodo cubre todos los enseres de esta pequeña casa de fin de semana.
«Estamos intentando que la Generalitat pueda incluir este tipo de vivienda en algún decreto de ayudas, porque lo han perdido todo también», explica la alcaldesa de Bugarra, Teresa Cervera.

El milagro del camping de Bugarra: así ha quedado tras el paso de la dana / Germán Caballero
La desolación es total: el lodo aún cubre toda la planta baja del edificio multiusos del camping. El bar está ya limpio, pero en los habitáculos de abajo, a pie de río, las montañas de barro no dejan ver el interior. «A los dos vecinos que gestionan el camping tuvimos que sacarlos a través de la valla de la piscina, porque aquí a las 10:15 de la mañana del día 29 el río ya se había desbordado y no querían dejarlo todo y marcharse», explica la alcaldesa. Aún así, las paredes del polideportivo hicieron de freno -hasta que cedieron- y evitaron que las caravanas fueran arrastradas hasta l’Albufera.
La suerte fue que en un martes de octubre el camping estaba vacío. Si la riada se hubiera producido en fin de semana, a las 28 caravanas fijas que se llenan con sus propietarios se hubieran sumado otras tantas que alquilan una parcela por días. Vehículos pero también tiendas de campaña de senderistas que pasan unos días en la serranía haciendo excursionismo y que acampan aquí por los servicios que se prestan y los precios competitivos que se ofrecen.
Según la alcaldesa, el desalojo habría sido rápido, como se hizo con el pueblo el día 30, cuando en cuestión de 15 minutos todos los residentes en Bugarra estaban en la parte alta del pueblo ante el riesgo de colapso de la presa de Buseo.
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