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Rehabilitación

La plaza de toros de Ondara vuelve a 1901

El coso recupera su fachada original de estilo neomudéjar, alterada por una rehabilitación de 1957

La plaza de toros de Ondara vuelve a 1901

Arcos de herradura, almenas escalonadas, muros de piedra de la cantera de Segària y ladrillos de barro de las antiguas teuleries de la Marina Alta? La plaza de toros de Ondara muestra, por fin, su arquitectura original de estilo neomudéjar. Las obras de rehabilitación, iniciadas en enero y en las que trabajan 18 obreros que antes estaban en el paro, así como cinco técnicos, vivieron ayer un momento cargado de simbolismo. Los trabajadores echaron abajo el muro perimetral que durante décadas ha impedido contemplar la primigenia fachada de este coso centenario. La plaza empieza a mostrar ahora su verdadera arquitectura, inspirada en el arte mudéjar. Pero ha hecho falta algo más que tirar ese muro.

Construida en 1901, en los años del esplendor del comercio de la pasa, la Joya Levantina (ese es el nombre de esta plaza) gana mucho ahora que la piedra y el ladrillo de barro han quedado al descubierto. «Hemos picado todo el coso para sacar la piedra que estaba tapada por la cal», comentó uno de los directores de la obra.

El coso se rehabilitó en 1957, cuando era alcalde Julián Ferrando, el abuelo del actual munícipe, Ximo Ferrando. Entonces se hizo lo que se pudo. Eran años de penurias y lejos quedaba la época dorada de la pasa. Se optó por encalar la plaza. Y durante muchos años, antes de las fiestas de San Jaume, se emblanquinaban de nuevo los muros

La riqueza arquitectónica quedó velada. Ahora empieza a salir a la luz. Para que la plaza recupere su factura original se emplearán entre 20.000 y 25.000 ladrillos de barro. Se utilizarán para reconstruir las almenas, las barandillas o las jambas de los arcos de herradura. También se están reforzando las bóvedas de las entradas al coso, que igualmente se construyeron con ladrillos de adobe. Además, se han eliminado las goteras de la cubierta de madera y tejas romanas.

Las obras avanzan a buen ritmo. Los trabajadores tienen contrato hasta el 31 de diciembre. Se emplean a fondo, pero no tendrán tiempo para acabarlo todo. Para una segunda fase quedará rehabilitar los corrales y toriles. La restauración y el taller de empleo han sido posibles gracias a una subvención de 600.000 euros de la Unión Europea.

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