En Gata, las aceras son cosa de los vecinos. El que las quiere tener limpias las friega a diario. Pero ahora el ayuntamiento, gobernado por el PP, ha llevado un poco más allá esa costumbre de que cada vecino se encargue de «su» trozo de calle. Se ha tomado en serio la queja de los residentes de que las aceras empezaban a estar deterioradas. Y ha esgrimido motivos de estética y de seguridad para repararlas. Pero le pasa la pelota a los vecinos.

La alcaldesa, Maite Signes, ha emitido un bando en el que anuncia que el plan de «aceras seguras» depende de que los vecinos se pongan manos a la obra.

En el bando, se distribuye la tarea de reparar las aceras: «El ayuntamiento aporta los materiales y el vecino se encargará y correrá con los gastos de la instalación». También se indica que los interesados deberán rellenar una petición en la que especifiquen los metros que necesitan de pavimento. El impreso lo podrán recoger hasta el 14 de noviembre. «Una vez conocidas las necesidades, se encargarán los materiales y se repartirán entre los interesados para su colocación siguiendo siempre las indicaciones de los técnicos municipales».

El bando anima a que los vecinos se arreglen su acera, dado que «entre todos podemos mejorar el aspecto y la seguridad de nuestro pueblo». Pero, más que el deterioro, el problema de las aceras del centro urbano de Gata es que son tan estrechas que los viandantes casi prefieren caminar por la calzada.