Fuga

Una fuga de agua obliga a parar la desalinizadora de Xàbia tras anegarla

Los operarios repararon ayer la fisura en la tubería de salida de la planta, pero surgió otra que complicó que el suministro llegara con presión a las zonas altas

Una fuga de agua obliga a parar la desalinizadora de Xàbia tras anegarla

Una fuga de agua obliga a parar la desalinizadora de Xàbia tras anegarla

a. p. f. | xàbia

La red de suministro de agua de Xàbia es una suerte de mecano que da soluciones incluso a las averías más peliagudas. El sábado, a las 22 horas, se produjo una fuga en la tubería que envía el agua de la planta desalinizadora a la red. La planta, que es el corazón que bombea agua a todo el sistema, quedó anegada y fue necesario pararla. «En verano, hubiera sido todo más complicado. Pero ahora hemos tenido más margen de maniobra», explicó ayer el consejero delegado de Amjasa (la empresa municipal de suministro de agua), Josep Lluís Henarejos.

Una fisura en la tubería obligó a darle la vuelta como un calcetín a todo el sistema de abastecimiento. Con la planta inoperativa, los pozos de Ocaive y, sobre todo, el depósito de cabecera de Rompudetes, que es el que almacena estos caudales subterráneos, pasaron a sustentar el suministro. Sin embargo, sí que se produjeron problemas de presión y cortes puntuales en las zonas altas del municipio. Mientras que desde la desalinizadora la presión se controla de forma automática, si el agua se inyecta en la red desde Rompudetes hay que accionar válvulas e ir con mucho tiento. Si la presión es demasiado elevada, las roturas en la red pueden ser en cadena.

La empresa Amjasa terminó de reparar el domingo a mediodía la fisura. Pero no fue hasta ayer cuando volvió a poner en marcha la desalinizadora. Y surgió un nuevo problema. Los operarios detectaron otra fisura más pequeña, pero que, igualmente, impedía suministrar agua a presiones habituales ya que la grieta podía ensancharse. Sin embargo, ya no se podía echar sólo mano del depósito de cabecera. A esas horas, estaba prácticamente vacío y los pozos, castigados por la sequía y a niveles bastante bajos, tampoco daban mucho de sí.

«Hemos combinado el suministro a menos presión desde la desalinizadora y el del depósito de Rompudetes. A estas horas (a las 17 horas de ayer), me indican que el agua sí está llegando a todas las casas, aunque en las zonas altas quizás tenga algo menos de presión», explicó Henarejos.

Además, era imprescindible recuperar el nivel del depósito para detener, puntualmente, el envío de agua de la desalinizadora y poder sellar la segunda fisura.

La desalinizadora se ha convertido, desde que se puso en marcha en 2002, en la pieza clave del suministro de agua en Xàbia y en media comarca de la Marina Alta. Amjasa, de hecho, vende ya agua desalada al consorcio de aguas de Teulada y Benitatxell y a Gata. Pueblos como Benissa y Calp también han mostrado interés por conectar sus redes a esta infraestructuras. Incluso se ha planteado que Dénia pudiera recibir agua de la planta. El pasado mes de agosto, la desalinizadora trabajó por primera vez a pleno rendimiento. Funcionaron al mismo tiempo sus cuatro bastidores para producir 35.000 metros cúbicos de agua potable al día.

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