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Medio Ambiente

Lío de alturas en el Montgó

El Ayuntamiento de Dénia asegura que las obras que denunciaron los vecinos por sobrepasar las alturas permitidas tienen sólo una planta

Lío de alturas en el Montgó

El urbanismo de Dénia se rige más por la perspectiva que por la lógica. Donde los vecinos de la urbanización Altomira, situada en la falda del Montgó, ven una planta baja y dos más, el ayuntamiento sólo observa una altura. Los vecinos denunciaron que las obras de una de una vivienda superaban la volumetría y la edificabilidad. Aportaron una medición topográfica que confirmaba que el nuevo chalé, construido tras demolerse una antigua casa, estaba a más de cien metros sobre el nivel del mar y, por tanto, la normativa obligaba a que sólo tuviera una planta. El informe de los técnicos municipales de Urbanismo da la razón a los vecinos, pero sólo en parte. Efectivamente, las obras se desarrollan a una cota de 106 metros. Los arquitectos del ayuntamiento coinciden en que hay que aplicar una «restricción específica», es decir, que «por encima de la cota de cien metros la altura máxima será siempre de una planta».

Pero, a continuación, los técnicos precisan que esta vivienda «se desarrolla en tres niveles escalonados para ajustarse a la topografía del terreno y cumplir la normativa». Donde los vecinos ven tres plantas, el ayuntamiento aprecia tres niveles.

El dictamen municipal concluye que hay «una planta semisótano» y otra «bajo rasante», que no cuentan, y luego una «planta sobre rasante», que es la única que, a efectos de normativa urbanística, existe. Precisa también que la edificabilidad se cumple y que el proyecto «se ajusta a los parámetros urbanísticos».

La respuesta del consistorio ha dejado perplejos a los vecinos. Aseguran que la promotora ha realizado un desmonte importante en la parcela y ha alterado su topografía. De ahí que discrepen del argumento de que el chalé tiene tres niveles que se escalonan en la pendiente del terreno. Denuncian que sus casas, situadas detrás del chalé ahora en obras, pierden valor dado que la vista (otra vez, la perspectiva) que antes tenían del mar ahora queda oculta por las plantas de la nueva obra.

Este conflicto denota un cambio en el urbanismo de la falda del Montgó. Aquí se puede construir en parcelas de 800 metros cuadrados, superficie que, en principio, se mantendría en el nuevo PGOU que podría aprobarse provisionalmente antes de acabar el mandato. Muchas de las casas tradicinales se han puesto en venta. Las promotoras las compran para derribarlas y construir chalés de lujo, que ahora mismo tienen más mercado. La pendiente permite el truco de jugar con las plantas y enmascarar como sótano alturas. El caso es que la fisonomía tradicional de esta zona residencial del Montgó está cambiando y los grandes chalés están desplazando a las casitas de veraneo de toda la vida.

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