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Litoral

Los escombros cubren la playa de Xàbia que se apropió un ministro de Franco

Los temporales han destrozado las piscinas excavadas por Navarro Rubio en el yacimiento romano

La decadencia de la finca de San Rafael.

Sólo el paso del tiempo y los temporales van poco a poco socavando los antiguos privilegios franquistas que siguen vivos en el litoral de Xàbia. La Punta de l'Arenal, que es uno de los enclaves costeros de más valor natural y arqueológico de la Comunitat Valenciana, está repleto de escombros. El oleaje ha ido derribando los muros de la finca de San Rafael, que Mariano Navarro Rubio, quien fue ministro de Economía y Hacienda con Franco entre 1957 y 1965, se construyó en los años 60 del pasado siglo en el dominio público marítimo terrestre. Las piscinas que excavó en el yacimiento romano del siglo I antes de Cristo son ahora una ruina. El mar las ha destrozado. Los descendientes del ministro parece que dan esta parte de la finca por perdida. Eso sí, no han retirado la valla que, oxidada y, a tramos, caída, cierra este otrora suntuoso chalé.

La familia debió respirar aliviada cuando el pasado octubre el PP amnistió las casas construidas «legalmente» antes de 1988 en el dominio público marítimo-terrestre. La concesión del «chalé del ministro», que es como se conoce en Xàbia a esta finca, terminaba en abril de 2018. La familia ya había más que amortizado la ganga. Navarro Rubio compró este trozo de playa en 1959 al Ayuntamiento de Xàbia por 10.000 pesetas. En 1982, el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo legalizó las obras. Y en 1988, al aprobarse la Ley de Costas, comenzó la cuenta atrás de los 30 años de concesión. Pero, al revisar ahora el PP la normativa costera, ha perpetuado la última reminiscencia franquista que resiste en el litoral xabienc.

Pero este caso era un pelín excepcional. El ministro, además de hacerse con una playa de tosca, se apropió de un yacimiento riquísimo en vestigios romanos (se ocupó entre el siglo I a. C. y el VII de nuestra era). Hace tres años, cuando los descendientes de Navarro Rubio presentían el fin de la concesión, pidieron a Costas un deslinde que los reconociera como dueños de los terrenos. El ayuntamiento se opuso y alegó, precisamente, que el carácter público de la parcela se reforzaba por el hecho de que albergara un valioso yacimiento arqueológico.

Ahora este bello tramo costero se empieza a asemejar a una escombrera. A la playa de piedra tosca, se accede por un estrechísimo paso de hormigón. La franja de uso público está constreñida por el mar, aquí habitualmente embravecido, y las ruinas de la finca del ministro de Franco.

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