El polígono industrial de Dénia se ha convertido en un cementerio de coches. Algunas de sus calles asemejan desguaces. Se pueden contar más de 30 vehículos abandonados. No les quedan ni las ruedas. Se aguantan sobre bloques. Quienes los han desvalijado lo han hecho a conciencia. Han abierto el capó y han despanzurrado el motor. Los cristales están rotos. Faltan las puertas que presumiblemente podían estar en mejor estado. Se han desatornillado para venderlas. Los chatarreros también se han llevado lo que han podido. Algunos de los vehículos, dado que ya hace tiempo que están abandonados, empiezan a llenarse de las enredaderas que crecen en la acera.

El polígono ofrece con este remedo de cementerio de coches una imagen bastante lamentable. Resulta llamativo que los coches abandonados y desguazados estén a pocos metros del retén de la policía local. Los chatarreros, por el ahinco que han puesto en desmontar los coches, no parece que se hayan sentido muy intimidados.

Además, estos vehículos, al ocupar la vía pública, dificultan el tráfico en las calles de la zona industrial. Ayer mismo un camión maniobraba a duras penas para salir de un polígono que, en cuestiones de tráfico, es bastante caótico. Las calles no tienen nombre. Las plazas de aparcamiento no están pintadas. Y los accesos se han quedado estrechos. Además, el firme de los viales empieza a estar, en algunos tramos, bastante deteriorado. El alumbrado es otro problema ya histórico. Es muy deficiente. Muchas de las calles se quedan de noche totalmente a oscuras. No hay ni una farola.

Muchas de estas deficiencias no son de ahora. Desde hace ya tres décadas, se reclama una actuación para modernizar y hacer más competitivo el polígono de Dénia.