El Saladar es la última gran bolsa de suelo urbanizable de Xàbia. La crisis enfrió el interés por construir en sus 490.378 metros cuadrados. Además, al iniciarse este mandato, el pleno rechazó el PAI de 1.716 viviendas que pretendían desarrollar las promotoras Parque Azul y Salvador Vila. Ese PAI planteaba crear un gran lago interior para salvar el gran problema urbanístico del Saladar. El Patricova lo declara zona inundable, dado que es un antiguo humedal.
Ahora, sin embargo, se ha reactivado el interés de construir en unos terrenos estratégicos, ya que están a un paso de la turística playa del Arenal. En el ayuntamiento, ha entrado un nuevo PAI. El concejal de Urbanismo, Pere Sapena, de Xàbia Democrática, lo confirmó ayer. Indicó también que el proyecto va acompañado de un estudio hidrológico. Sapena señaló que los técnicos están revisando la documentación y que, antes de avanzar los detalles del proyecto, lo llevará a un consejo municipal de Urbanismo. Con todo, también adelantó que el debate del Saladar lo deberá ya abordar la próxima corporación.
El nuevo proyecto, eso sí, se olvida del lago interior. Además, destina más de la mitad del sector a dotaciones públicas. El edil de Urbanismo recordó que la filosofía del actual gobierno local (PSPV, Xàbia Democrática y CpJ) es exigir que los PAI «planteen un producto alternativo al residencial». «Ya no podemos vivir del monocultivo del chalé», afirmó.
De ahí que el nuevo programa no debe distar mucho de una propuesta de 2012 que ya reducía el suelo residencial intensivo a 152.560 metros cuadrados y reservaba el resto para dotacional deportivo (en Xàbia hay un gran déficit de instalaciones deportivas), hotelero y comercial. El área deportiva ocupaba 122.150 m2.
Con todo, en el suelo reservado para construir todavía se podrían levantar unos 1.500 apartamentos. El responsable de Urbanismo dudó ayer de que el mercado pueda ahora mismo absorber esa oferta de vivienda.
En esa propuesta de 2012 y presumiblemente también en el PAI ahora presentado se delimita un gran paseo que uniría el Arenal y la urbanización del Tossalet. Bajo ese paseo irían los colectores que recogerían el agua de los barrancos que, cuando hay lluvias torrenciales, inundan el Saladar. Esas tuberías desaguarían en la playa del Arenal. El propio paseo sería un canal a cielo abierto de 12 metros de ancho.
Incluso ahora que el negocio urbanístico sigue grogui, el Saladar despierta expectativas. El antiguo marjal conserva una vegetación típica de humedales salobres. Abundan los cañaverales y los tarajes.
