La orilla de les Salines de Calp, que ha retrocedido en algunos puntos varios metros por la pérdida de caudal provocada por la avería de las bombas (se ha alquilado una que lleva varios días inyectando agua marina), está ahora repleta de peces muertos. Los vecinos se alarman cada día más. Primero advirtieron de que el humedal se secaba. Y ahora temen que su biodiversidad esté en peligro.
Las «llises» no han sobrevivido al aumento de la salinidad y de la temperatura del agua, que ha llegado a los 34 grados. Otros años ya se había dado mortandad de peces, pero cuando el verano estaba más avanzado. Ahora, el fuerte descenso del nivel del agua ha agravado los problemas cíclicos del antiguo saladar. Los vecinos aseguran, además, que por la noche les cuesta pegar ojo por el olor que emana del humedal.
Fuentes del departamento municipal de Medio Ambiente admitieron que los peces lo tienen crudo. Pero en este caso, precisaron, que se asfixien les llises, una especie acostumbrada a las aguas marinas, de salinidad mucho más atemperada, es casi el mal menor. Incidieron en que lo importnate es preservar el valor ornitológico de la laguna.
La nueva bomba, pese a funcionar las 24 horas del días, no ha recuperado el nivel del agua, que sigue bajo mínimos. Las mismas fuentes advirtieron de que desde la conselleria de Medio Ambiente les han aconsejado que no se afanen en anegar el humedal, ya que es época de nidificación de especies como la cigüeñuela, que ha hecho sus nidos en las orillas ahora desecadas. De momento, se opta por estabilizar el caudal. «La riqueza de les Salines no radica en los peces, que se cuelan por los conductos de bombeo, sino en la avifauna», subrayaron estas fuentes. Las aves no se alimentan de llises sino de microcrustáceos y larvas. Pero la imagen de los peces muertos flotando en la orilla se aviene mal con el objetivo de hacer de este paraje un tesoro natural.
