Media playa del Portet de Moraira amaneció ayer cerrada. Por la orilla de esta estrechísima playa debía pasar la máquina de cadenas (una oruga) que iba a rescatar al velero de bandera danesa que encalló aquí el domingo por la tarde. La operación de sacar el barco por tierra (estaba anegado al sufrir una masiva vía de agua) se intuía complicada. Y lo fue. De entrada, la oruga, que era la clave de todo, llegó con varias horas de retraso. El tráiler que la transportaba desde Alicante apareció a las 13 horas, cuando el Portet ya estaba atestado de bañistas. El propósito de retirar el velero, que pesa cuatro toneladas, a primera hora de la mañana se fue al traste.
Los turistas, tan ociosos como curiosos, se arremolinaron en el paseo y en el trozo del playa por donde se sacó el velero. Antes, los operarios lo desarbolaron dentro del mar. Luego le colocaron cinchas para que la máquina pudiera levantarlo. Lo hizo poco a poco para que saliera el agua que había inundado el casco. La oruga llevó después el velero hasta el centro de la playa, donde una gran grúa lo alzó y lo colocó sobre un tráiler. No sólo los bañistas siguieron esta última maniobra a escasos metros. También los turistas que comían en las terrazas vivieron el rescate en primera línea. Un restaurante incluso tuvo que apartar las mesas. El barco, cuyo dueño, de 76 años, ya ha vuelto a Dinamarca, se sacó en hora punta de playa.
Este operativo, que se prolongó durante más de 5 horas, puso a prueba los protocolos del Portet. A la playa se llega por una carretera muy virada. Meter allí un tráiler fue complicado. Además, incluso ahora que aún es temporada media, esta playa es un caos de coches. El aparcamiento está dentro de un barranco.
