El murete de bloques de hormigón que ensucia uno de los laterales de la iglesia del siglo XVI de de Murla no es para siempre. El alcalde de este municipio, Joan Giner, afirmó ayer a este diario que, cuando se acaben las obras de reurbanización de la plaza de la iglesia y la empresa las entregue al ayuntamiento, se quitarán los bloques y se colocará una escalera volada de hierro. Giner indicó que esa escalera permitirá que, por primera vez en la historia, los vecinos de Murla puedan darle la vuelta completa a esta iglesia fortaleza que está consagrada a Sant Miquel Arcàngel y es BIC (Bien de Interés Cultural). Señaló que los peldaños evitarán otro elemento patrimonial muy relevante que está allí mismo, el safareig (lavadero) de Murla.

El munícipe admitió que los bloques no pegan ni con cola en esta antigua iglesia. Pero insistió en que colocarlos fue «una solución provisional». Destacó que el ayuntamiento compró a los propietarios de las casas adosadas a este lateral del templo un trozo para poder abrir un callejón que permita dar la vuelta completa a una de las iglesias más antiguas de la Marina Alta.