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Desplome

Pego revisa las repisas de 68 ventanas y la cornisa de un colegio al caerse a trozos

Los tres bedeles de las escuelas retiran las losetas que ya estaban sueltas - La conselleria advierte al consistorio de que no tiene dinero para la reparación

Pego revisa las repisas de 68 ventanas y la cornisa de un colegio al caerse a trozos

Los colegios de Pego envejecen a toda prisa. El Ambra, construido en 1995, sufre achaques que saltan a la vista. Los alféizares de las ventanas se caen a trozos. Y la cornisa también amenaza con desprenderse. El Ayuntamiento de Pego, gobernado por PSPV y Ciutadans de Pego, envió a principio de curso un informe a la conselleria de Educación en el que advertía de estos «defectos estructurales» y le instaba a realizar cuanto antes un proyecto de remodelación. El pasado lunes los técnicos de la conselleria por fin estuvieron en Pego e inspeccionaron la escuela junto al arquitecto municipal y el edil de Educación.

Pero la conselleria, reveló ayer el alcalde, el socialista Enrique Moll, no tiene ahora partida para reparar los desperfectos del Ambra. Además, el proyecto de remodelación no se va a iniciar de hoy para mañana. Hay, primero que nada, que redactarlo. La junta de gobierno de hoy debe debatir, de hecho, si el ayuntamiento asume elaborar ese proyecto.

Mientras tanto, el consistorio no se queda de brazos cruzados. El alcalde ha enviado a los tres bedeles de las escuelas pegolinas a revisar los alféizares de las 68 ventanas del Ambra, así como las cornisas. «Han quitado todas las manisas y losetas que estaban peligrosas», indicó el alcalde. Ayer, desde el exterior del centro, se veía perfectamente el deterioro de la cornisa. Los conserjes han tenido que retirar muchos tramos.

En este colegio, que ha cumplido ahora 20 años, estudian unos 200 escolares. También sufre filtraciones de agua que, ahora que se han retirado azulejos y losetas, podrían agravarse. De ahí que los técnicos municipales aconsejen una remodelación a fondo.

El informe del arquitecto de Pego también detectó deficiencias en otros centros inaugurados hace nada. El Carolina Sala, que es de nueva planta, ya presenta algunas grietas que, aunque no revisten peligro, si precisan, según el experto municipal, de una actuación para que no vayan a más. Mientras, el nuevo instituto se construyó con barreras arquitectónicas. Además, el Rosalia Bondia, que sí tiene más años, mantiene un techado de uralita.

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