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El exalcalde de Pego condenado por delito ecológico toma el mando de los regantes del Marjal

Pascual, que cumple el tercer grado penitenciario y está inhabilitado, pide entrar en la junta de les Terres Arrossals, de la que su esposa es ya secretaria

El exalcalde de Pego condenado por delito ecológico toma el mando de los regantes del Marjal

El exalcalde de Pego Carlos Pascua, quien en mayo de 2007 se convirtió en el primer cargo público de España que entraba en prisión para cumplir una pena (seis años) por delito ecológico, vuelve por sus fueros. Todavía cumple el tercer grado penitenciario, dado que a la primera condena por daños en el Marjal de Pego-Oliva se sumó otra de 4,5 años de cárcel por agredir al jefe de la policía local. Además, sigue inhabilitado. Pero a Barret, que es como se le conoce en Pego, le tira la política. No puede ejercerla como cargo público. Pero sí mover hilos en organismos privados.

Pascual, que fue alcalde entre 1995 y 2003, años en los que impulsó desecaciones en el Marjal y en los que instigó la rebelión contra la protección del humedal, vuelve a mandar. Y lo hace en la Comunitat de Regants de les Terres Arrossals de Pego. Ha pedido formar parte de la junta directiva. Además, su esposa, Maite Ferrándiz, que en el pasado mandato ejerció de portavoz municipal del PP, es la secretaria de este organismo, que preside José Sastre, quien, según los regantes del sector crítico, es «un títere» de Barret. El exmunícipe asiste de forma habitual a las reuniones e interviene con la vehemencia que lo hacía en aquellos plenos que, con él de alcalde, acababan como el rosario de la aurora. Actúa como un presidente in pectore.

Además, las aguas bajan revueltas en la comunidad de regantes que gestiona el agua que anega los campos de arroz del Marjal. El sector contrario al actual presidente, que observa con preocupación el cada vez mayor protagonismo de Pascual, hace ya tiempo que pide una auditoría de la gestión económica de la actual directiva. Este lunes, de hecho, tuvo lugar una reunión extraordinaria en la que se debía votar si se encargaba o no la auditoria. Los críticos plantearon acudir a un experto que examinaría las cuentas de 2013, 2014 y 2015. Pero el presidente y la secretaria replicaron que ellos tenían a otro auditor y defendieron que solo analizara los balances del último año. Además, estaba la discrepancia del precio. La primera auditoria, de tres años, salía por el mismo precio que la segunda.

La discusión se enquistó. Y los críticos abandonaron la reunión. El presidente, ante las dudas de sus contrarios, que están convencidos de que saldrán a la luz irregularidades económicas, defendió que «las cuentas están correctas».

Este enredo coincide con la irrupción de Pascual. En sus desmanes en el Marjal como alcalde colaboró la Comunitat de Regants de les Terres Arrossals. Su presidente de entonces, José Orihuel, también fue condenado por delito ecológico. Ahora que el conflicto está desactivado, Barret aparece como catalizador de las viejas reticencias de los agricultores a la protección del parque natural del Marjal. Para muchos pegolinos, el regreso de Pascual tiene aire de déjà vu.

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