Convidado de piedra o turista que pasaba por allí. El alcalde de Calp y presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, del PP, se presentó ayer ligero de equipaje a la firma del convenio para construir dos rotondas en la N-332 que mejorarán el acceso a Calp y acabarán con un punto viario negro negrísimo. Oficialmente, seguía de vacaciones. No era ni alcalde ni presidente. No obstante, se sentó en medio, en el sillón del alcalde. Y miró a la izquierda cuando el diputado de Carreteras, Juan Molina firmó el acuerdo y, a su diestra, cuando la edil Ana Sala, su mano derecha y ayer todavía alcaldesa accidental, estampó su rúbrica. Sánchez estaba sin estar.

El munícipe se cura en salud. El convenio responde a una reivindicación histórica de Calp, la de construir dos rotondas que eliminen los actuales cruces, peligrosos y en los que cada año ocurren varios accidentes. El ministerio de Fomento ha dado vía libre al proyecto. Pero faltaba la financiación. La diputación, que preside Sánchez, ha salido al rescate. Subvencionará con 2.109.083 euros las obras.

Tanta generosidad ha llamado la atención de Compromís, cuyo grupo en la diputación denuncia que el alcalde barre para casa. Compromís pide que las ayudas se repartan de forma objetiva. Además, este partido recurrió el pleno en el que el presidente se valió de su voto de calidad para otorgar la subvención. Los servicios jurídicos de la Diputación estimaron que no existió incompatibilidad en el hecho de que Sánchez votara pese a que las rotondas se construirán en terrenos expropiados a su familia política (eran de una mercantil de su suegra).

Ayer el alcalde ya no se mojó con el convenio. Estaba de vacaciones.