La brigada municipal de Calp acudió ayer con un camión a las calles de más bullicio de bares y restaurantes y requisó las mesas y sillas de las terrazas de cinco locales. Lo hizo de buena mañana, antes de que los negocios abrieran y cuando las calles seguían desiertas.

No obstante, los dueños de estos restaurantes estaban avisados. Al llegar ya avanzada la mañana, comprobaron que el ayuntamiento no iba de farol cuando hace cinco días les advirtió de que desmontaría las terrazas si continuaban haciéndose los remolones en el pago de la tasa de ocupación de la vía pública. Alguno de estos negocios debía hasta 1.500 euros. Y las terrazas aquí ocupan más que acera. Los locales montan tarimas en la calzada (ocupan plazas de aparcamiento). Estos meses de verano exprimen al máximo el rendimiento de las terrazas.

El concejal de Turismo y Medio Ambiente, Jan Van Parijs, explicó a este diario que el ayuntamiento debía atajar los impagos en la ocupación de la vía pública. «Las tarimas se montan en suelo público y no podíamos consentir que cada vez se ocupara sin pagar más y más acera y aparcamiento», apuntó.

El consistorio, dijo Van Parijs, abrió 140 expedientes a negocios que, en muchos casos, llevaban sin pagar desde 2015. Algunos hacían triquiñuelas como la de cambiar el nombre de la empresa. El concejal subrayó que los más morosos luego eran los que doblaban mesas y sobrepasaban las que tenían autorizadas.

Los restaurantes se han puesto al día poco a poco. La mayoría se han acogido al pago fraccionado. Pero cinco de ellos se resistían a abonar las cantidades que tenían pendientes. Hace cinco días el consistorio ya les comunicó que iba a actuar con contundencia. «También estábamos obligados a hacer algo por respeto a los 135 empresarios que sí han pagado. De lo contrario, hubiera sido un agravio comparativo», dijo Van Parijs.

«No es un plato de buen gusto. Pero ya les avisamos de que íbamos a sacar el camión». Y sí, el camión recorrió ayer las calles Blasco Ibáñez y Pintor Sorolla, que son el meollo hostelero de Calp, y los trabajadores de la brigada cargaron las mesas y sillas de las terrazas de los cinco restaurantes más morosos. Antes de la hora de comer, tres de los afectados ya habían subido al ayuntamiento a pagar lo que debían y habían recuperado el mobiliario requisado.

El edil de Turismo recalcó que el ayuntamiento ha demostrado una gran sensibilidad con los negocios, ya que les ha dejado la Semana Santa y el arranque de un verano de excelente ocupación para que se pusieran el día. «Y la tasa es muy razonable. Eso sí, el año que viene quien no pague no podrá montar la terraza», avanzó.