Del Molí al Montgó. Los vecinos de las inmediaciones de la discoteca Molí Blanc de Xàbia, cuyos dueños cerraron en la noche del miércoles al recibir la notificación de que el ayuntamiento les había revocado la licencia de actividad, durmieron, por fin, a pierna suelta. Se libraron de ese botellón masivo (reúne a más de mil jóvenes) y atronador (los altavoces de los coches escupen música a todo volumen) que deja las calles repletas de basura. Pero en la noche se corre rápido la voz. Y el botellón se subió a la Plana del Montgó.

«Esta mañana la carretera estaba llena de coches aparcados en las cunetas y de chavales sentados en la calzada e incluso tumbados», denunció ayer un vecino que, a las 8.30 horas, se topó con los estragos del botellón.

La fiesta se mudó a la discoteca Hacienda, otra de las salas clásicas de Xàbia. En el aparcamiento privado de esta discoteca, que está en el parque natural del Montgó, se suele montar un botellón más o menos controlado. Pero en la madrugada del miércoles al jueves ese descampado se quedó pequeño. Subieron cientos de jóvenes a los que sus colegas avisaban de que, cerrado el Molí, la juerga estaba en Hacienda.

Numerosos vecinos de la Plana (esta partida del Montgó está salpicada de casitas rurales) llamaron a la policía local. Los agentes, al comprobar que los coches del botellón ya estaban aparcados en las cunetas de la carretera del cabo de Sant Antoni, que es de titularidad provincial, avisaron a la Guardia Civil. También realizaron una sonometría que salió negativa. La sala no superaba los decibelios. La escandalera estaba fuera, en los coches que atronaban y los jóvenes que hablaban a voz en cuello. Además, está prohibido estacionar en las cunetas de este vial del parque natural. La Guardia Civil desalojó los coches y atajó dos pequeñas peleas, una que se desató en el interior de la discoteca (un chaval sufrió un corte) y otra fuera, al chocar dos automóviles.

El botellón ha acampado en el parque natural. El Montgó tampoco se libra este verano del tumulto.