Cuando fallece un ser querido, sus familiares y amigos quieren que su recuerdo perdure eternamente. En Xàbia, los allegados a Michael John B., un residente británico que murió el pasado mes de abril a los 66 años, han ido un poco más lejos (o más alto). Han erigido un memorial en el espectacular mirador turístico del Cap de la Nau. Y no pasa, claro está, desapercibido. El banco lápida está en el punto más visible del mirador, al lado de un vértice geodésico.

El banco es de obra. Un albañil contratado por los familiares y amigos ha echado sus horas en picar los pedruscos, hacer la base y dar forma al pétreo asiento. Se lo ha currado. En el respaldo, aparece un epitafio con una fotografía del difunto. Se ha construido sin permiso. En este suelo, de especial protección ecológica y paisajística (hay incluso una microreserva de flora), no se puede mover una piedra. El mirador del Cap de la Nau corona un espectacular acantilado de 122 metros de altura. Las vistas son impresionantes. A pocos metros, está el faro.

El banco lápida se ha erigido en las últimas semanas. Más de un turista, y a aquí suben muchos ya que es uno de los lugares más bellos del litoral de la Comunitat, se sienta en el banco, pero cuando descubre su carácter funerario se levanta de un respingo. Da un poco de repeluco (hoy se dice yuyu) descansar en el monumento de un finado. Los turistas leen extrañados el epitafio, que está en inglés y castellano y termina con el clásico «tu familia no te olvida».

Ahora el ayuntamiento debería derribar este memorial. Le da un punto tétrico a un mirador tan luminoso como el del Cap de la Nau. Sí que se había detectado que esa costumbre británica de construir banquitos en memoria de los fallecidos empezaba a apoderarse de algunos puntos de Xàbia de gran valor paisajístico. Pero los asientos eran hasta ahora de madera y estaban medio integrados en el paisaje. Este último es imposible camuflarlo. Además, está junto a una torre geodésica del Instituto Geográfico Nacional, que se usa como punto de investigación y triangulación. Ahora, con la lápida a sus pies, podría pasar por obelisco.

Este práctica funeraria consiste en levantar bancos lápidas en lugares a los que el finado se sentía especilmente unido. El Cap de la Nau se asoma al infinito. Por tanto, carga espiritual tiene de sobra. Es uno de los puntos desde el que muchas familias lanzan al mar las cenizas de sus seres queridos.

Que los allegados a Michael John eligieran este mirador para eternizar su recuerdo tiene también otra explicación. Este residente de 66 años falleció aquí el pasado 3 de abril. Participaba en la marcha a pie solidaria Mirador Challenge. Los caminantes recorren una ruta de 29 kilómetros que les lleva por los 15 miradores turísticos de Xàbia. Salen de la Granadella y acaban en los molinos de la Plana del Montgó. Este residente sufrió un infarto al llegar al Cap de la Nau. Esta prueba unía sus dos pasiones, caminar y disfrutar de paisajes extraordinarios. De hecho, sus compañeros han propuesto que esa caminata lleve a partir de 2017 su nombre.

La sorpresa ha sido que, de la noche a la mañana, apareciera en el mirador un banco lápida en su memoria, que se ha construido sin permiso y que, en lugar de un homenaje, se ha convertido para los turistas en una curiosidad pelín morbosa.

Además, los familiares y amigos del finado, pese a su buena fe, han incurrido en una irregularidad urbanística.