Ha empezado la cuenta atrás. De aquí a seis meses, es decir, en mayo, deben estar acabadas las dos rotondas que harán más seguro el tramo de la N-332 en Calp. Las obras, que suben a 1,5 millones, las paga la Diputación de Alicante. Las glorietas tendrán un radio de 30 metros. Facilitarán desviarse a Calp. Los conductores que utilizan la entrada norte, la de la avenida de la Generalitat Valenciana, se paran ahora en un stop que hay en medio de la calzada y esperan a que pasen los coches que vienen de frente para girar a la izquierda. Es uno de los puntos negros de la N-332, carretera que tiene unos cuantos. El alcalde de Calp y presidente de la Diputación, el popular César Sánchez, recordó que hace un año en este cruce «perdió la vida un vecino». Incidió en que ha habido otros accidentes mortales, así como «muchos sustos y accidentes».

El alcalde subrayó que mejorar este tramo de carretera y los accesos a Calp era una reivindicación histórica. Aseguró que el desvío era el mismo cuando el municipio tenía 1.500 habitantes que ahora que su población está en 20.000 vecinos censados y 45.000 reales. «Y en julio y agosto somos 120.000 personas».

«Hoy es un día histórico pues se empiezan a construir unas entradas de calidad, de excelencia y de categoría», dijo Sánchez, que dejó caer que las críticas no le han disuadido de «defender con determinación» el proyecto.

Compromís advirtió hace meses de que el alcalde podía incurrir en incompatibilidad por votar a favor en la diputación de unas obras que tocan terrenos expropiados por el ayuntamiento a su suegra. Sánchez rechazó esa acusación, pero se ha curado luego en salud. Ayer, por ejemplo, no firmó él, como alcalde, el acta de replanteo, sino que lo hizo la concejala de Urbanismo, Ana Sala.