Xàbia debe empezar a revisar sus guías turísticas. La Caleta, también conocida como Cala Blanca, aparece descrita como «una playa rústica de grava y roca». Los temporales y la dinámica litoral han trasformado, sin embargo, esta cala. Ahora es un arenal. Los turistas que esta Navidad han vuelto a Xàbia se frotan los ojos. El pasado verano tomaron el baño en una bella cala de cantos rodados y bolos. Ahora han encontrado una playita de arena. Se toman fotografías en el nuevo arenal. Inmortalizan la sorprendente metamorfosis.

El último temporal ha arrastrado gran cantidad de fina arena a esta cala. El pasado verano, en su bocana, ya se formó una suerte de restinga. Donde antes había más de dos metros de profundidad, los bañistas caminaban con el agua por la rodilla. Sin embargo, la orilla seguía siendo de grava, alfombrada, eso sí, de posidonia oceanica.

Ya entonces llamaba la atención que, mientras en Dénia (les Marines) o Moraira (el Portet) las playas estaban en regresión, en Xàbia tramos costeros de roca empezaban a acumular arena. Así, la Séquia de la Nòria, en el litoral de piedra tosca del Segon Muntanyar, se convertía en una playita de arena. Los expertos consultados por este diario advirtieron de que la dinámica litoral arrastraba esos áridos a la costa desde bancos submarinos de arena.

Esa transformación del litoral de Xàbia parece ahora más acusada. El Primer Muntanyar, una costa también de rugosa piedra tosca, empieza a acumularse en algunos tramos arena. Incluso en el Benissero, otra playa histórica de grava, una arenilla algo más gruesa está sustituyendo a los cantos rodados. En la duna fósil excavada hace años para sacar los sillares de tosca, también hay incipientes arenales. Si sigue esa evolución como en los últimos dos años, en poco tiempo los bañistas podrán caminar descalzos en algunos puntos del litoral xabienc donde hasta ahora eran imprescindibles las zapatillas de goma.

Xàbia, hasta ahora, sólo tenía una playa de arena, la del Arenal. Las fuentes municipales consultadas indicaron ayer que lo importante es que esta playa está a salvo de la regresión.

Que, casi de repente, empiecen a surgir nuevas playas de arena, pese a que los expertos lo atribuyan a la dinámica litoral y los arrastres de bancos de áridos submarinos, tiene su punto de misterio. A Xàbia, ese preciado maná turístico que es la arena le cae del cielo (del mar). Mientras, otros municipios reclaman a la Dirección General de Costas estudios y actuaciones para frenar la erosión de su litoral y ensanchar playas que están en un tris de desaparecer.

No obstante, en Xàbia también hace ya años que el mar se tragó una de sus calas más hermosas, la del Tangó o Pope. La construcción del dique de Levante del puerto frenó los aportes de grava. Esa es la cruz en este municipio de una dinámica litoral que, para bien o para mal, cambia la fisonomía de la costa.