Algunos de los chalés de lujo que se están construyendo en los acantilados de Xàbia esconden la basura bajo la alfombra. En un cortado situado al norte de la cala de la Granadella, la actividad urbanística ha sido en los últimos meses frenética. El lugar es espectacular. Las casas se asoman al infinito del mar y a la abrupta costa de Ambolo. Esa vista tan nítida, tan limpia y azul, contrasta con los escombros que estos chalés tienen a sus pies; escombros que se han generado durante las obras. Los vertidos han destruido la senda de acceso a la pesquera de Encots.

Este diario recorrió ayer este acantilado junto a varios responsables del Institut de Recerca Oceanogràfica de Xàbia (IROX). Esta entidad ha presentado en el ayuntamiento un informe sobre los vertidos de escombros. Pide al consistorio que paralice de forma inmediata las obras y obligue a restaurar el entorno natural destruido.

Aquí, para construir los chalés de lujo, se han levantado muros altísimos y de gran impacto. El dueño de una vivienda construida en los años 80 la está ahora reformando. Los escombros corren acantilado abajo. IROX advierte de que también está vertiendo aguas fecales. El desagüe da al acantilado. Y el líquido que sale desprende un fuerte hedor. El dueño de esta vivienda también colocó bloques de hormigón y escaleras de hierro en la pesquera de Encots. Convirtió la antigua pesquera en un acceso privado al mar.

El acantilado por el que caen los escombros está protegido con la figura de Lugar de Interés Comunitario (LIC) de Penya-segats de la Marina. Es suelo no urbanizable de especial protección paisajística y ecológica. Este tramo costero también es Zona de Especial Protección de Aves (Zepa), ya que anidan cormoranes moñudos, halcones peregrinos y buhos reales.

La empresa Miralbó Urbana, que está realizando aquí obras, achacó ayer los vertidos al propietario del chalé que lo está reformando. Esta firma sí tapó un tramo de senda con un chalé. Sus responsables afirmaron ayer a este diario que, bajo la supervisión del ayuntamiento, han creado un nuevo acceso más seguro y dotado incluso con una barandilla. Indicaron que les falta pintar el muro para mitigar su impacto paisajístico.

Sin embargo, a los responsables de IROX no les convence nada este nuevo acceso. Es una escalera de hormigón que se abre entre dos chalés de lujo. Lamentan que, en lugar de la antigua senda, exista ahora un paso de hormigón. Y el nuevo acceso acaba abruptamente bajo los escombros arrojados por el vecino que está ampliando su chalé y que se ha apropiado suelo no urbanizable de especial protección con un mirador precario en el que acumula leña.