Los vecinos del Camí de la Font d'Aixa, en Llíber, viven pendientes del río Gorgos. Sus crecidas los dejan incomunicados, ya que sus casas están en un "cul de sal" y la única salida es un vial que pasa por encima del río. Las últimas lluvias los mantienen aislados desde la tarde del lunes. Este diario habló ayer con ellos desde la otra orilla. Hay 25 casas que se quedan al otro lado. Los vecinos no pueden cruzar, ya que la corriente en este punto es bastante fuerte y corren el riesgo de que arrastre sus vehículos.

Desde otoño, ya se han quedado aislados en tres ocasiones. Las fuertes lluvias de diciembre los mantuvieron apartados del mundo nada menos que siete días. No podían ir a trabajar ni los niños acudir al colegio. Además, tras siete días, las despensas estaban en las últimas. En estas casas, hay jubilados que pueden necesitar urgentemente ver a un médico.

Roelen, que es una vecina del Camí de la Font d'Aixa, se quedó esta vez en la otra orilla. Salió por la mañana de su casa y, por la tarde, al subir el nivel del río, ya no pudo volver. Tuvo que hacer noche en un hotel. Ayer, indicó a este diario que su perro estaba solo en casa y no podía pasar a ponerle comida. "Lo que ocurre aquí no es normal. Las personas mayores tienen que ir al médico o al hospital y no pueden".

Los vecinos advierten de que en 2009 existía un proyecto de baden, que tendría tuberías por las que pasaría la corriente, que, al final, no se ha llevado a cabo. La Confederación Hidrográfica del Júcar había dado el visto bueno. Los propios residentes financiaban las obras. Ahora reclaman al alcalde de Llíber, José Juan Reus, que lo retome. Mientras tanto, seguirán quedándose apartados del mundo cuando llueve con fuerza y el Gorgos baja con caudal.