Las órdenes regulares están tirando a mal. Los franciscanos se quedan sin frailes. Y conventos con la historia del de Benissa, fundado en 1613, se ven abocados a cerrar. Ya es un secreto a voces. El cenobio de la Puríssima Concepció, tras 404 años de historia, cerrará a finales de agosto. Quedan cuatro frailes, de los que tres ya superan los 70 años de edad. Empiezan a tener achaques. El más joven, el padre Llorca, de 66 años, atiende también la parroquia de Senija. El edificio conventual es enorme para que estos cuatro franciscanos puedan mantenerlo.

Preguntado ayer por este diario, el párroco de Benissa, José Tomás, afirmó no tener confirmación oficial del cierre, aunque no se mostró extrañado. La crisis de vocaciones obliga a las órdenes a reorganizarse.

De hecho, la franciscana inició en 2005 un proceso de reflexión para hacer frente a la falta de renovación de frailes. En Benissa, han fallecido dos recientemente, Ramón Baselga, en 2016, y Jesús Carballo, este mismo año.

Los franciscanos unieron en 2015 seis de sus provincias españolas (Bética, Granada, Castilla, Cataluña, Comunitat Valenciana y Murcia) y la custodia de San Francisco Solano de Perú.

En Alicante, los tres conventos de esta orden que quedan son los de Pego, Cocentaina y Benissa. Este último ya cuenta los días. En principio sí se mantendrán las misas del fin de semana en la iglesia conventual. Las oficiarán religiosos de Pego.

Los franciscanos forman parte de la historia de Benissa. Joan Josep Cardona, en su libro El convent de la Puríssima Concepció (1612-2012), publicado al cumplirse los 400 años de presencia de esta orden en el municipio, recuerda que el 13 de noviembre de 1611 llegaron al municipio los primeros franciscanos. Estos frailes también se hicieron cargo del seminario, que en sus últimos años también fue centro de bachillerato (Benissa aún no tenía instituto). El seminario se cerró a finales de los años 70. Los frailes impartieron también clase en los colegios. La orden ha formado parte de la sociedad de Benissa. El convento conserva un patrimonio artístico importante vinculado al municipio.

No es el primer cenobio que se cierra en la Marina Alta. En 2005, las últimas monjas agustinas abandonaron el convento de Xàbia, ahora convertido en un centro de día atendido por la congregación de Marta y María.