El concejal de Cultura de Dénia, Rafa Carrió, expresó ayer de forma muy gráfica la riqueza arqueológica de la ciudad: «Aquí das una patada y sale un yacimiento». Y esto ocurre también en el mar. Hay localizados más de 80 pecios. El descubierto ahora, el del navío corsario, es un tesoro patrimonial y turístico. El director del museo de Dénia, Josep A. Gisbert, avanzó que ahora será «objeto de un proceso de documentación arqueológica». «Resultaría ciertamente innovador el estudio de una serie de medidas de conservación y protección que permitieran la visualización in situ del casco de la nave, así como diseñar su vínculo con una oferta turística y recreativa que demanda lugares en donde sea posible contemplar el patrimonio cultural sumergido», planteó.

La idea es balizar el derrelicto y permitir que los turistas lo admiren. Está a poca profundidad y basta unas gafas de bucear para descubrir las costillas de esta barco de principios del siglo XIX, que figura en los listados de naves corsarias francesas. El Zéphir o Zefarín pesaba 36 toneladas, estaba armado con cañones y su comandante fue P. M. F. Lannoy.