La Granadella muda la piel. Ahora se cumple justo un año del incendio que arrasó de punta a punta este paraje litoral de Xàbia. El fuego también se coló en las urbanizaciones del Poble Nou de Benitatxell y Xàbia. Arrasó 812 hectáreas. Un año después, ha cambiado la perspectiva. Sobre todo la perspectiva ecológica.

El biólogo Jaume Soler, que dirige junto al también biólogo Ignasi Astor los trabajos de regeneración que lleva a cabo el Ayuntamiento de Xàbia, incidió ayer en que el cambio paisajístico es quizás lo menos evidente. La Granadella sufrió otro gran incendio en el año 2000. La repetición castiga inevitablemente la cubierta arbórea. «Pero ecológicamente la recuperación es muy buena. Ha sido un año lluvioso y la rebrotación es excelente. Hay lentiscos que ya miden metro y medio». Otras especies como la coscoja, el palmito, el aladierno o el espino blanco han pintado de verde las laderas calcinadas. La cara sur de la cala de la Granadella (mira al norte y acumula humedad) es todo verdor. «La recuperación es allí brutal», constata Soler.

El biólogo destaca que el ayuntamiento se puso en seguida en marcha. Empezó a actuar en las zonas verdes de las urbanizaciones. Además, urgía retirar los pinos carbonizados de la Granadella. El consistorio y la conselleria de Medio Ambiente buscaron a dos empresas madereras que se encargaron de este trabajo a cambio de llevarse los troncos. Han talado miles y miles de árboles muertos de la montaña pública y de parcelas privadas cuyos dueños han accedido a que se realizaran estos trabajos.

Además, desde Pascua hasta ahora la empresa pública Tracsa ha triturado pinos calcinados y ha esparcido las astillas para crear una alfombra de materia orgánica que favorece la regeneración vegetal. El ministerio de Medio Ambiente ha subvencionado con 175.000 euros esta labor tras incluir el fuego de la Granadella en la categoría de grandes incendios.

En las laderas de más pendiente, se han creado fajinas con los troncos de pinos calcinados para contener la erosión. Ahora, con una subvención de la Diputación de Alicante, se actuará en la vertiente de l´Ombria y Cansalades. Es un terreno escarpado y entrará una retroaraña. Se talarán también los pinos calcinados e igualmente se triturarán.

Jaume Soler subrayó que estos trabajos debían realizarse pronto para «no interferir en la rebrotación». «La Granadella es una montaña con bastante humedad y se regenera de forma natural», sostuvo.

El incendio fue una gran catástrofe ecológica y también puso en el disparadero el urbanismo disperso de Xàbia (algunas casas ardieron y hubo que desalojar a 1.400 vecinos). Ahora hay que aprender de los errores.

Y ahí sí urge un cambio importante de perspectiva. El paisaje de la Granadella ya nunca será el mismo. Las reforestaciones con pinos promovidas desde los años 40 y la rebrotación de estos árboles en los campos de cultivos abandonados y tras los reiterados incendios crearon pinadas impenetrables, densísimas. Esos espesos bosques se aliaron con el fuego que hace un año avanzaba sin control incluso por dentro de las urbanizaciones de Xàbia. Las pavesas encendían las resecas pinadas.

El biólogo Jaume Soler apeló ayer a la gestión forestal para evitar la rebrotación masiva de pinos. «El pino es una especie aquí natural, pero no podemos permitirnos concentraciones tan fuertes. Se genera una gran biomasa y se favorece la repetición de incendios cada 15 ó 20 años». El experto advirtió de que la gran presión humana en la Granadella y los parajes del litoral de la Marina Alta hace inevitable que se originen fuegos. «Si tenemos bosques maduros y con especies más resistentes a los incendios como el ullastre (acebuche), que es típico de nuestros bosques, esos fuegos se quedaran en conatos y no serán tan destructivos como el que se vivió aquí hace un año», reflexionó Soler.