Casi vacía, pero abierta. La Sala del Consell de Benissa, construida a finales del XVI y un magnífico ejemplo de la poderosa arquitectura civil medieval (la arcada de piedra transmite poderío), se sacude el polvo. Ha estado cerrada durante los últimos 17 años. Sí ha acogido esporádicamente alguna exposición, como la de los molinos de viento de la comarca u otra de arte rupestre. Pero la antigua Casa de la Villa y Llotja de Contractació (también fue en los primeros años del siglo XX escuela unitaria) ya había olvidado el trajín de antaño. Era un edificio sin vida.

Ahora, el gobierno de Benissa (Reiniciem, PSPV y Compromís), empeñado en quitarle el polvo al patrimonio benissenc, ha abierto la Sala del Consell. La concejala de Espacios Culturales, Mari Carme Ronda, avanzó ayer que la intención es convertir este edificio en un museo de interpretación e historia local. Todo se andará. El gobierno local quiere incluir ese proyecto en el presupuesto del próximo año.

La Sala del Consell está ahora casi vacía. Guarda tres maquetas en madera de este edificio, de la Església Vella (de Sant Pere) y del Molí del Quisi. También esconde un ingenio maravilloso: la máquina de mondar almendras que inventó y patentó el industrial local Silvestre Ivars.