A más de un vecino de Calp le vino el sábado a la mente la riada del 12 de octubre de 2007, cuando el ayuntamiento tuvo que romper con palas tramos del paseo marítimo para que corriera el agua que ya había arrastrado cientos de coches y que inundaba por completo toda la parte más turística del municipio. La tromba de agua del sábado, que en poco más de una hora descargó 38 litros por metro cuadrado, ha provocado estragos en el tramo de la plaza de Colón del paseo marítimo de la playa del Arenal. Los accesos desde el paseo a la playa están precintados. La fuerza del agua arrastró gran cantidad de arena. En las entradas a la playa, hay socavones y grandes surcos. Incluso se han hundido rampas de obra.

Esta playa estaba ayer repleta de bañistas. Esquivaron esas entradas precintadas y buscaron otras. Los daños en este tramo del paseo, el más próximo al núcleo urbano de Calp, son importantes. El paseo, como ocurrió hace diez años, funciona como dique que retiene toda el agua que baja por las empinadas calles. Las torrenteras corren con furia hacia las entradas a la playa, que son la única vía de salida del agua.

Ni los pluviales, ni las bombas de achique (las hay en la avenida Juan Carlos I, que el sábado quedó anegada con 90 centímetros de agua) dan abasto cuando las precipitaciones son tan violentas como las del sábado.

Por suerte, el episodio torrencial fue breve (algo más de una hora). Sí recordó por intensidad el de hace diez años, cuando los barrancos del Quisi y el Pou Roig, que confluyen en la calle la Niña y la plaza Colón, se desbordaron con gran violencia y arrastraron cientos de coches. Entonces toda la parte sur de Calp, que es la zona más turística (la de las playas del Arenal y la Fossa), permaneció inundada durante varios días.

El Ministerio de Medio Ambiente invirtió casi 8 millones de euros en ampliar la capacidad de desagüe de esos barrancos. Pero las lluvias torrenciales, como se ha demostrado ahora, siguen causando estragos.