La investigación en la Cova del Comte, un excepcional yacimiento arqueológico de Pedreguer en el que se han hallado grabados y pinturas rupestres de hace 22.000 años (cultura solutrense del paleolítico superior), se desarrolla en muchos frentes. La fundación Cirne, que promueve la excavación, apuesta por las últimas tecnologías arqueológicas. Pero, al mismo tiempo, a los arqueólogos les toca cribar materiales y buscar «microhallazgos» que ayudarán a reconstruir cómo era la Marina Alta en el paleolítico superior.

De hecho, la quinta campaña, que cuenta con una subvención de la Diputación de Alicante (se destinará a estudios de carbono 14) y con el patrocinio del Ayuntamiento de Pedreguer, ha comenzado con ese laborioso trabajo de tamizar los materiales. «Es un yacimiento con un potencia bestial. De ahí que tengamos que parar la excavación para hacer un estudio minucioso de estos materiales», ha indicado el arqueólogo Josep Casabó.

Entre el sedimento, aparecen gran cantidad de fragmentos de hueso, pequeños perforadores de sílex, moluscos tanto terrestes como acuáticos (varios de estos últimos están perforados y se utilizaron como cuentas de un collar), carbonos que permitirán hacer análisis de carbono 14 y afinar la cronología o piedrecillas de ocre (pigmento que se empleó en las pinturas rupestres). Todos esos «microhallazgos» se enviarán a los especialistas para realicen un estudio exhaustivo. Y son fundamentales para reconstruir el clima, la realidad ambiental, la dieta (a través de los fragmentos de hueso) y cómo vivían los cazadores paleolíticos que se refugiaron en la Cova del Comte.

Las excavaciones en este yacimiento se iniciarán mañana. Las llevan a cabo los arqueólogos Josep Casabó, Joan de Déu Boronat, Pasqual Costa y Ximo Bolufer y también participan estudiantes de la Universitat de València y de la UNED. El alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús, ha visitado a los arqueólogos y se ha interesado por la evolución de las investigaciones.