El bosque ya vive. El arte ha obrado el milagro. En realidad, hay detrás mucho trabajo. Miguel Ángel Miguel, un escultor de Xàbia que, en lugar de martillo y cincel, utiliza una motosierra, está a punto de acabar su original museo al aire libre. El pasado mes de mayo se puso manos a la obra. Donde todos veían destrucción, él atisbó arte y vida. Una pinada del parque público de Pinosol carbonizada totalmente por el incendio que en septiembre de 2016 arrasó 812 hectáreas de Xàbia (la Granadella ardió de punta a punta) y del Poble Nou de Benitatxell, se convirtió en una suerte de lienzo en blanco (sería más apropiado decir en negro) para este artista. Las primeras figuras de animales que emergieron de los troncos calcinados maravillaron. Miguel Ángel Miguel ya ha esculpido 16 obras. Le quedan cuatro. Una de ellas saldrá de un tronco de enorme tamaño. La ha dejado para el final.

"Mi idea era acabar para final de año, pero he tenido un contratiempo. Las dos motosierras que utilizo para la escultura las tengo estropeadas. El hollín de los árboles quemados se mete en los filtros", explicó ayer el artista. Con todo, confía en reanudar pronto el trabajo, que realiza los festivos y fines de semana, y terminar este sorprendente museo al aire libre.

"Una de las figuras que tengo pendientes es la de un bombero. Quiero que sea un homenaje a todas las personas que participaron en la extinción del incendio", avanzó el escultor.

También ha esculpido un tótem que expresa la fuerza protectora y la sabiduría del bosque. "Tiene un corazón que lleva dentro un árbol. Simboliza el amor a la naturaleza", precisó.

La labor ha sido hercúlea. Pero tiene recompensa. Muchísimos curiosos se acercan ya a visitar el museo. Crea conciencia. Algo bueno ha surgido del espantoso incendio.