«Mi vida ha cambiado radicalmente. Soy otra persona. No me planteo retos competitivos, pero sí me gustaría subir al Penyal d´Ifac con mis hijos, algo que hace unos meses no se me pasaba ni por la cabeza». José Jacinto Ortolá Noguera, un vecino de Benissa de 47 años, es uno de los cien pacientes con obesidad operados en el departamento de salud de Dénia desde la puesta en marcha hace tres años de la Unidad de la Obesidad y Cirugía Metabólica.

Este benissero llegó a pesar 152,6 kilos. Sufría terribles dolores y el sobrepeso le obligaba a pasarse hasta tres días seguidos en cama aquejado de ataques de ciática y gota. El pasado 24 de agosto inició el tratamiento de pérdida de peso (sustituyó las comidas por batidos especiales). Ya había bajado 21 kilos cuando el 26 de septiembre entró en quirófano.

Los doctores le realizaron un bypass gástrico. Y ya lleva perdidos otros 31 kilos. En cuestión de meses, se ha quitado de encima un enorme lastre de 52 kilos. «He recuperado la ilusión. Me he comprado un chándal y unos guantes de boxeo y el lunes empiezo el gimnasio», afirma. Los guantes son para practicar un poco de kick boxing, un deporte que le apasiona.

Explica que al irse a la mili con 18 años empezó a ganar mucho peso. Durante años se mantuvo entre los 120 y 130 kilos. Luego el caos en las comidas, el no tener un horario fijo, pues trabaja de autónomo (se dedica al mantenimiento de piscinas y jardines), y entrar en el círculo vicioso del sobrepeso (perder movilidad y no hacer ejercicio y, por ello, engordar todavía más) le llevó a una situación física límite. Tiene los dos meniscos rotos. Lo operaron de las hernias discales. Padecía artrosis. La ciática lo dejaba postrado en la cama durante días. «Me quedaba paralizado de cintura para abajo y también perdía la fuerza en las brazos. Cada día me tomaba 8 ó 9 pastillas, además de antiinflamatorios».

«Todavía me canso. Pero ya casi puedo caminar una hora seguida. No me marco retos competitivos, pero a mis dos hijos mellizos les gustaría subir al Penyal d´Ifac. Yo solo he subido una vez; tenía 17 años».

Este benissero sabe que la batalla contra el sobrepeso no está ganada. Los endocrinos le han dicho que tiene que bajar a 75 kilos, que es su peso ideal. «Tengo fuerza de voluntad y sé que estoy en el buen camino», indica. «Ahora llevo una dieta más variada y tengo hábitos de nutrición más saludables».

Perder peso también ha supuesto un vuelco total en su vida social. «Me gustan los bous al carrer y tengo un cadafal. Pero no iba. No podía entrar entre los barrotes de las barreras. Pero este año sí quiero disfrutar de esas fiestas».