Los vecinos de la urbanización Orbeta, en Orba, ya no saben a quién acudir para que se ponga fin al confinamiento en un «zulo» de once perros podencos y hurones. «Llevo desde 2016 denunciando que los animales están en pésimas condiciones», afirmó ayer Nathalie.

Otros residentes, sobre todo los de nacionalidad británica, también han puesto el grito en el cielo. Les indigna que los animales estén encerrados y atados con cadenas y que sus dueños sólo los saquen para ir de caza. Los hurones están en un agujero excavado en el suelo y tapado con una portezuela con rejilla. Sus dueños los usan para rastrear madrigueras.