Un juez de Benidorm ha condenado a dos cazadores, Vicente M. B., de 77 años y natural de Murla, y Emilio M. S., de 74 y de Benigembla, por disparar con sus escopetas contra dos perritas domésticas de raza bretón, matar a una de ellas y herir a la otra. Dispararon, según consta en la sentencia, contra los canes cuando los tenían a menos de 20 metros de distancia. El terreno era abierto y había buena visibilidad. El juez considera probado que los acusados abrieron deliberadamente fuego contra los perros. Les condena por un delito continuado de maltrato animal a 7 meses y 15 días de prisión, así como a dos años de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales.

Los hechos ocurrieron el 6 de noviembre de 2014. Un vecino realizaba en sus terrenos labores de mantenimiento de una bomba de agua. Le acompañaban las perritas Lola, de 8 años, y Kika, hija de la primera y de 8 meses; las dos pertenecían a la hija de este vecino. En las proximidades está el coto del Castellet de Murla, al que acudieron Vicente M. B. y Emilio M. S. a realizar caza deportiva. Las perritas domésticas se acercaron a la zona de caza y los cazadores abrieron fuego contra ellas.

El vecino que reparaba la bomba, alarmado, vio a la perra Kika que iba a él herida de perdigones y sangrando. En el lugar, según se indica en la sentencia, no había nadie más que los dos cazadores. El vecino les increpó y éstos, que llevaban las escopetas en la mano, se marcharon sin dar ni una sola explicación. En el juicio, sostuvieron que dispararon a conejos, pero el juez ve claro que descerrajaron los tiros contra los canes.

El vecino llevó inmediatamente a la perrita herida al veterinario de Xaló, que le extrajo los perdigones. El animal muerto apareció después semienterrado, pero esa noche alguien se llevó el cadáver y lo hizo desaparecer.

El magistrado concluye, a tenor de las pruebas periciales realizadas por la Guardia Civil, que había buena visibilidad y que era imposible que los cazadores confundieran a los perros con conejos. «Sabían bien a qué animales disparaban. El maltrato aquí consistió en darles muerte por medio de tiros hábiles para causarla», se precisa en la sentencia, que es recurrible.

El juez condena a los dos cazadores a indemnizar con mil euros por daños morales a la dueña de las perritas y a abonar 171 euros por los gastos de veterinario y otros 300 por la muerte de la perra Lola.