El castillo de Dénia, cuya alcazaba andalusí se construyó en los siglos X y XI, ha sufrido mil transformaciones. Cada recoveco esconde una historia y una arquitectura. La fortaleza ha sobrevivido a todo. En las guerras de Sucesión y del Francés sufrió terribles asedios y destrucción. En 1859 comenzó un siglo de contumaz abandono. Luego se privatizó (en 1947, tras una compleja expropiación, pasó a ser de propiedad municipal). En las últimas décadas, el castillo recupera el brillo perdido.

Ahora ha recobrado el esplendor de uno de sus momentos cumbre, el de principios del siglo XVII, cuando Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma y V Marqués de Dénia, impulsó las obras renacentistas y la construcción de un majestuoso palacio allí donde estuvo la alcazaba islámica y el Palau Vell (siglo XIV), en lo más alto del promontorio del castillo.

A la residencia imperial, que alojó al Felipe III, a Margarita de Austria y a la corte, se subía por una monumental escalera, que entronca con las mejores arquitecturas de aquellos años (el Escorial y la Granjilla de Fresneda). Esa escalinata del Duque de Lerma, que llegó a estar en ruinas (una fotografía de 1907 así lo atestigua), ha recuperado ahora toda su magnificencia renacentista.

El alcalde de Dénia, Vicent Grimalt, el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, y el director general de Arquitectura del Ministerio de Fomento, Antonio Aguilar, inauguraron ayer la restaurada escalera. Las obras, que han subido a 679.260 euros (Fomento ha aportado 650.000 euros del 1,5 % Cultural y el resto lo ha abonado el ayuntamiento), comenzaron en abril de 2016. Las han dirigido los arquitectos Julián Esteban Chapapría y María Elisa Moliner y el arqueólogo de Dénia Josep A. Gisbert.

Antes de mover una piedra, se estudió con minuciosidad el registro arqueológico. Y bingo. Salieron a la luz estructuras de un palacio andalusí del año 1100. En la cima del castillo, siempre ha soplado aire palaciego. Además, se documentaron elementos constructivos del palacio renacentista. Los fustes de columnas, una ménsula y las bolas de los pináculos de la barandilla de la escalera confirmaron la traza grandiosa del conjunto levantado por el Duque de Lerma.

Julián Esteban Chapapría subrayó que lo más satisfactorio de la restauración de la escalera es que «se está usando». «Ha recuperado su vieja función». Los visitantes del castillo ya ayer pisaron los mismos peldaños por los que subieron y bajaron Felipe III, Margarita de Austria y su séquito. «Hemos querido dejar los rotos pues son testimonio de los bombardeos que acabaron con el palacio», precisó también el arquitecto.

Mientras, el alcalde destacó que, además de las obras de restauración en el castillo (ahora se ha pedido una subvención a Europa para el Verger Alt), está en marcha la rehabilitación de la Casa del Carrer Sant Josep y pronto comenzará la de la Casa de la Marquesa de Valero de Palma. Admitió que hay tres asignaturas pendientes: la antigua Dianium (es el yacimiento romano de l´Hort de Morand), Torrecremada y la Caldera del Gas.