La nueva estación de autobuses de Dénia, estrecha y en la que los autocares más grandes entran a duras penas (de ahí que paren fuera), ha desatado la primera crisis seria en el equipo de gobierno (PSPV y Compromís). El portavoz de Compromís, Rafa Carrió, calificó ayer la terminal, defendida, al menos públicamente, por los socialistas, de «insuficiente y limitada». Desveló que su grupo estaba «decepcionado» y dejó claro que la concejalía de Urbanismo no la llevan los socialistas, sino la socialista Maria Josep Ripoll. «Desde el principio tuvimos suspicacias respecto a la idoneidad de las medidas de la estación, pero confiamos en el asesoramiento de los técnicos con los que contaba la concejala del área», dijo Carrió, que recalcó que apoyan a la responsable de Urbanismo. No obstante, ya avanzó que no tolerarán «más historias».

El portavoz valencianista, que compareció junto al edil Vicent Crespo, adelantó que pedirán responsabilidades por el fiasco «a quien corresponda». También sostuvo que «lo más razonable» por parte del equipo de gobierno es «pedir disculpas» y «recular y ejecutar las medidas que sean convenientes para tener la estación que le corresponde a la capital de la Marina Alta».

Carrió aseguró que su grupo no ha perdido la confianza en sus socios. «Estaremos al lado de la concejala», insistió. «Pero exigiremos que se corrijan las deficiencias, la ampliación correspondiente y más supervisión de los proyectos», sostuvo. Este concejal indicó que su grupo apostó al principio por ubicar la estación en Baleària Port (en el puerto) en lugar de en la parcela situada detrás del Palau de Justícia donde se ha construido.