Al final va a ser una bendición que los cruceros no puedan entrar en el puerto de Dénia por su falta de calado. Los pasajeros, como ocurrió ayer con los del crucero de lujo con bandera de Bahamas SeaDream I, desembarcan en botes. Y lo hacen en el Moll del Martell. Sólo tienen que cruzar una calle (la Explanada Cervantes) y están en Marqués de Campo, en el cogollo urbano e histórico de la ciudad. El SeaDream I fondeó a primera hora de la mañana junto a la bocana del puerto. Los primeros 18 pasajeros pisaron tierra a las 8.45 horas. El «paseo» en bote no llegaba ni a diez minutos. Se subieron a un autobús que los llevó a Guadalest y Xixona (allí visitaron el museo del turrón). Durante todo el día, los viajeros, mayoritariamente estadounidenses y canadienses, desembarcaron a cuentagotas. Una pareja de Quebec de unos 50 años quería ir a comer al restaurante de Quique Dacosta. Los trabajadores de Turismo llegaron a llamar para reservar. Pero al final a estos pasajeros no les cuadraba el horario. Eso sí, Quique Dacosta pone Dénia en el mapa. Varios pasajeros bajaron del crucero con bicicletas de montaña. Preguntaron por las rutas de cicloturismo. Les vino de cine que por el Moll del Martell pase el carril bici. Dénia se embarca en el turismo de cruceros.