Pequeño en extensión, pero gigante en todo lo demás. El Penyal d'Ifac, de 46,7 hectáreas, es el parque natural más menudo de la Comunitat Valenciana. Pero atesora 400 especies vegetales, lo que lo convierte en uno de los lugares de más riqueza florística de Europa. Y recibe cada año un alud de visitas. El pasado se fue por las nubes. 203.106 senderistas (199.015 por su cuenta y 4.091 en grupos concertados) pasaron por el torno que controla el acceso a la senda que lleva a la cima. Esa cifra, que figura en el informe de gestión de 2017, presentado ahora, marca el récord de visitas. El interés por subir el Penyal va a más. Es un hito paisajístico, natural y turístico.

Además, hay otra evidencia de que a este espacio protegido le bastan 46,7 hectáreas para tenerlo todo. El Penyal es un filón de riqueza arqueológica. Los hallazgos más antiguos se remontan a la edad del bronce. Pero el yacimiento clave, el que dispara el interés cultural de esta cima, es el de la Pobla medieval d'Ifac, fundada en 1297 y destruida en 1359. Se empezó a excavar en 2005. Los hallazgos son magníficos.

Ahora, como confirmó ayer el presidente de la junta rectora del Penyal, Guillermo Sendra, se está trabajando en crear en el centro de recepción y, en concreto, en el Aula de la Natura, que lleva cerrada desde 2005, un museo dedicado a esta villa medieval. La conselleria de Medio Ambiente y el MARQ de Alicante están perfilando un convenio para que los descubrimientos de la Pobla se exhiban en este espacio museístico. Hay sitio incluso para mostrar uno de los grandes tesoros que han salido a la luz en las excavaciones: los nervios de la bóveda de crucería de la iglesia gótica de Nuestra Señora de los Ángeles.

También a corto plazo la conselleria mejorará la seguridad del tramo de senda que desde el túnel lleva a la cima. En 2016, cuando se actuó en el túnel (se aplicó ácido para hacer más rugosa su superficie, pues resbalaba), se arreglaron los puntos más inseguros. Pero hay trechos que todavía son peligrosos. Además, el efecto del ácido en el túnel ha desaparecido y las rocas del suelo vuelven a patinar. Las nuevas obras no obligarán, como sí ocurrió hace dos años, a cerrar la senda.

La fauna autóctona también remonta. Desde 1993, nidifica una pareja de halcones peregrinos. Y este último año se han contado 43 parejas de cormoranes moñudos. La plaga de gaviotas patiamarillas se ha logrado por fin controlar.