Los turistas y bañistas tienen claro que en la Marina Alta hay dos sitios de visita obligada. Son la Cova Tallada y la Cala Granadella. Ambos son ejemplos de dos espacios que están sometidos a una gran presión turística.

La solución es fácil y en la Cala Granadella llevan dos años probándolo. Y parece que funciona. No tanto parece en la Cova Tallada, con unos accesos desde la zona de Les Rotes que se saturan de coches, una senda con un trayecto de una hora y con tramos de gran peligrosidad para llegar al paraíso.

Por eso, la gente que acude allí se queda casi hasta que se va el sol. La estancia media es de cuatro horas. Parece ideal aplicar las indicaciones del estudio de carga de la cueva encargado por la Junta Rectora del Parque Natural: 370 personas máximo al día.

Ayer a las 12 del mediodía, ya estaba llena de gente y masificada: bañistas, kayacs y colchonetas en el interior de una cueva que la Generalitat quiere declarar Bien de Interés Cultural, en su interior se conservan restos arqueológicos de gran valor, no en vano la piedra de la iglesia de Sant Bertomeu de Xàbia salió de esa cueva.

Al otro lado del cabo, en Xàbia, ya en el límite con Benitatxell, el panorama es totalmente diferente. Los turistas y bañistas que acuden a la Cala Granadella ya comienzan a acostumbrarse al uso del trenecito para acceder a la playa. Desde que se puso en marcha el 10 de julio hasta el pasado 17 han sido 1.600 las personas que lo han utilizado, así se desprende de las cifras que han facilitado a Levante-Emv desde la concejalía de Turismo que dirige José Chulvi.

Entre subidas y bajadas a la aprecida playa xabiera se han producido un total de 3178, lo que traducido en personas únicas, salen unas 1.600.

Sin duda los días que más presión ha tenido el sistema de transporte ha sido el fin de semana, un momento en que el servicio se tuvo que duplicar y poner en funcionamiento el autobús extra que la contratista debe tener disponible en el municipio.

Una de las diferencias del servicio de control de los accesos a la playa de este verano con respecto al año pasado es la presencia en el comienzo de la calle del Tío Catalá (la que está en la cala) de dos empleadas de la empresa que se encargan de informar al controlador que está en la barrera de si hay aparcamiento en la zona o no. Eso permite que ésta no esté cerrada todo el día, sino que la apertura es flexible. Estos días, según destacaron desde Turisme, la barrera se ha bajado a las 12.30.

Retiran el velero varado

Por otra parte, un grupo de amantes del mar de Xàbia, retiró el velero que durante la tarde del jueves quedó varado en la playa de la Grava. Durante todo el día la zona estuvo acotada, y el Ayuntamiento procedió a retirar el combustible de la embarcación. Ya en puerto y restaurada podría destinarse a concienciación marina.